Sandra Xinico Batz
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Guatemala es un país pequeño donde todo queda lejos. Quedan lejos la justicia, la igualdad de derechos, las oportunidades y el bienestar para las mayorías. Quedan lejos las comunidades que no son de interés ni para el Estado ni para los empresarios quienes construyen carreteras únicamente cuando les conviene, o sea sólo para su beneficio, para trasladar la producción de los ricos quienes no usan la carretera para movilizarse ellos mismos porque para eso tienen helicópteros, con los que van a dejar a sus hijos al colegio, eso sí aún estudian en el país, pues seguramente terminarán su formación en el extranjero. Mientras esto ocurre en la realidad de unos pocos, en la realidad de las mayorías las niñas y los niños caminan horas para poder recibir educación, en una escuela que se inunda para el invierno al igual que los ríos que se desbordan y que tendrán que atravesar estos mismos niños que arriesgarán sus vidas para poder estudiar y tener ese futuro mejor que nos ofrecen y que muy pocas veces llega para los pueblos.
Las leyes también nos quedan muy lejos. En Guatemala se legisla a favor de estos mismos ricos, al mismo tiempo que desde el Estado se implementan políticas de empobrecimiento y de despojo que están matando de hambre a miles de personas. El rico que invade territorios para implementar modelos extractivos es el “bueno” por destruir el entorno, provocar conflictos entre comunitarios y criminalizar a quienes se oponen a ceder su patrimonio; el pobre a quien por generaciones han empobrecido y que busca defender lo poco que le han dejado es el malvado criminal a quien encarcelan y puede morir en la cárcel sin que ningún funcionario o rico se indigne y sin que ninguna jueza le otorgue libertad y le exonere de multas porque es pobre.
Es a los pueblos originarios a quienes se les acusa de destrucción e invasión cuando son estos pueblos los que han sabido vivir en armonía con el entorno natural, porque en su cosmovisión no es el centro de la existencia de todo lo que existe sino sólo una especie más que debe respetar la vida de los otros seres. Es a los pueblos a los que se busca expulsar y a quienes están encarcelando como recientemente sucedió con Erwin Choc Sam y Martín Chub Cajbón, comunitarios que fueron capturados mientras asistían a una mesa de diálogo con entidades del Estado porque sus comunidades quieren ser expulsadas bajo el argumento de que se encuentran en un área protegida como lo es Parque Nacional Laguna Lachúa, lugar en el que hace un año se construía una hidroeléctrica con aprobación del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales –MARN– y que había iniciado la construcción de esta incluso antes de obtener una licencia para ello.
Como conflictivos son calificados los pueblos por defender su territorio y como terroristas son tratados los pobladores de estas comunidades. La construcción de la Franja Transversal del Norte es otro ejemplo de esto, del despojo y la criminalización.