Miguel Flores
Hay imágenes que cautivan y raptan al observador, aunque sea un instante. Este es el principio de la contemplación de una obra de arte. Los más recientes estudios sobre la fotografía ya no la asumen como una escritura (grafos), sino como lenguaje. Joan Fontcuberta, por ejemplo, recientemente afirmó que “la saturación de imágenes tiende a provocar ceguera”, por eso poco se pone atención a determinadas imágenes. Hoy la vocación lingüística de la fotografía hace porosos los límites entre sus géneros fotográficos que se concibieron en el siglo XX, fotografía periodística, publicitaria, documental, de arte, etc.
Con motivo de la pasada Cumbre del Grupo de los Siete, en Canadá, circuló una imagen poco común. La toma de Jesco Denzel que muestra a los líderes de esa agrupación de países ricos en torno a la única mujer, una iluminada Angela Merkel -es el centro de la fotografía- frente a un impertérrito Donald Trump; a su alrededor el resto de dirigentes y funcionarios. El pie de foto que acompañó la imagen en la edición de Time dice: “La fotografía del gobierno alemán muestra a un grupo de líderes de la cumbre del Grupo de los Siete, incluida la canciller alemana Angela Merkel y el presidente Trump, en Canadá el 9 de junio de 2018”, pero el fotógrafo la nombró como “reunión espontánea entre dos sesiones de trabajo”. Ese inocente título envuelve una verdad que está en proceso de materializarse, el rompimiento de Europa y Estados Unidos.
Esta fotografía forma parte de la cobertura fotográfica por parte de la cancillería alemana y forma todo un gran discurso. Ésta podría pasar como otras muchas que se toman durante un encuentro como esos, pero tiene algo especial.
La pose de todos los presentes en esta toma brinda información sobre su estado de ánimo, especialmente la delegación japonesa. Merkel apoya los brazos con las manos abiertas sobre una larga mesa con mantel blanco y dirige su mirada a los ojos de Trump, quien se muestra con los brazos cruzados. Sin duda la línea imaginaria entre los ojos de los dos líderes es el detonante para admirar esta imagen que dice mucho de lo sucedido durante esa cumbre.
Como explica el profesor Ray Drainville, experto en iconografía de la Universidad Metropolitana de Manchester, esta imagen se asocia a la pintura barroca, por resaltar el drama, a pesar de su claridad. Existe una clara intertextualidad con la obra “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp”, de Rembrandt, por esa dramática tensión entre dos líderes ante la mirada en diferentes direcciones del resto de participantes.
Fuera de su contexto político, esta imagen podría caer dentro de la categoría de imagen de propaganda, como realmente fue utilizada por el gobierno alemán, pero, en realidad, ¿quién es el ganador de la contienda?, las fuerzas se miden similares. Muchos ven en esta imagen el rompimiento de Europa con Estados Unidos. El hermetismo y necedad de Trump, el talante de Merkel. Lo más inquietante de la imagen es la mesa con mantel blanco en el espacio de Merkel, unos cuantos papeles blancos que pasan desapercibidos, esa mesa de trabajo es una metáfora de un muro que parece querer crecer hacia arriba y que la canciller alemana y otro funcionario trata de detener ante la mirada de Trump. ¿Qué estarían pensando el resto de funcionarios? Es una pregunta que queda en el ambiente.
Jesco Denzel fue el fotógrafo designado por el gobierno alemán para la cumbre, es decir que cubría las acciones de esa delegación. La foto queda tanto para la historia universal como la de la fotografía misma. La imagen es el resumen de una formación teórica que pasa por el conocimiento y reconocimiento del arte como referente del cual no están desvinculados los fotógrafos.