Grupo Mantua
Si los diversos pliegues, las vellosidades, las microvellosidades y las criptas se aplanan, la superficie de la mucosa intestinal es equivalente a unos 200 m². En el intestino humano hay aproximadamente 400 especies bacterianas, tanto anaeróbicas (bifidobacterias), localizadas principalmente en el colon, como aeróbicas (lactobacilos), concentradas en particular en el intestino delgado.
En condiciones normales, la flora bacteriana está en perfecta simbiosis con el organismo. Recordemos que simbiosis (del griego: vida en común) se refiere a una relación particular de coexistencia entre dos organismos, de la cual ambos derivan su propio beneficio “no nos hacen daño ni los dañamos”.
En la relación simbiótica entre el organismo humano y la flora intestinal, el hombre (huésped) proporciona material no digerido para el sustento de las bacterias. Por otro lado, estos microorganismos (simbiontes) realizan diversas funciones útiles para los humanos. Cuando nuestra flora bacteriana y muestro organismo viven en perfecta armonía, se llama eubiosis.
FUNCIONES
FUNCIÓN TRÓFICA (NUTRICIÓN):
La flora bacteriana garantiza la integridad de la mucosa intestinal. Las bacterias presentes en nuestro intestino fermentan el material no digerido, generalmente compuesto por polisacáridos (azúcares) de origen vegetal. Después de esta fermentación, la flora bacteriana produce ácidos grasos de cadena corta, como ácido acético, propiónico y butírico. Estas moléculas son muy importantes para nuestro bienestar, ya que representan una fuente de energía para las células epiteliales del intestino. También parece que el ácido butírico protege del cáncer de colon.
FUNCIÓN PROTECTORA CONTRA LA INVASIÓN DE BACTERIAS PATÓGENAS
La flora bacteriana, aumenta el efecto barrera de la mucosa intestinal, gracias a la función trófica mencionada anteriormente. La población bacteriana simbiótica también produce sustancias antimicrobianas, gracias a lo cual evita la adherencia de patógenos al epitelio intestinal. Este efecto se ve reforzado por el obstáculo físico que ejerce la microflora «amigable» al ocupar los posibles sitios de adhesión a las paredes del intestino y no dejan que las patógenas las desplacen o quiten el espacio.
Finalmente, la flora bacteriana modula los componentes del sistema inmune intestinal, con una acción proinflamatoria adecuada.
FUNCIONES ADICIONALES
* Promueve los procesos digestivos y la absorción, manteniendo la mucosa intestinal sana y efectiva.
* Previene trastornos como colitis, diarrea y estreñimiento.
* Produce algunas vitaminas, principalmente vitamina B12 y vitamina K.
* Produce algunos aminoácidos (arginina, glutamina y cisteína)
* Está involucrado en el metabolismo de los ácidos biliares y la bilirrubina.
ALTERACIONES DE LA FLORA INTESTINAL
Cuando disminuye el número de bacterias benéficas, se rompe el equilibrio de la microflora bacteriana y se habla de disbiosis. Bajo tales condiciones, hay una hiperproliferación de microorganismos patógenos a nivel intestinal. Tales microorganismos, son particularmente peligrosos, ya que son potencialmente capaces de colonizar otras áreas del cuerpo, causando, por ejemplo, infecciones vaginales, respiratorias e incluso dentales. Con el paso del tiempo, también pueden aparecer enfermedades intestinales como divertículos, enfermedad de Crohn y tumores del sistema digestivo.
En caso de disbiosis, también puede producirse una alteración de la permeabilidad intestinal, ya que se pierde la función trófica de la microflora simbiótica. Como resultado, pueden desarrollar alergias y enfermedades autoinmunes. De hecho, debido a la permeabilidad alterada, ciertas moléculas pueden ser absorbidas y reconocidas como extrañas por el sistema inmune, que reacciona desencadenando reacciones alérgicas o verdaderas enfermedades autoinmunes.
Otra consecuencia negativa de la disbiosis, es la absorción de sustancias tóxicas reales, especialmente dañinas para el hígado y el páncreas. La consecuencia de estos procesos, puede ser, en el mejor de los casos, la aparición de problemas digestivos, pero también, y sobre todo, la aparición de fatiga crónica no atribuible a otras causas.
Finalmente, la disbiosis aumenta el tiempo de estasis o de estancia, del material fecal en el intestino, causando la alteración de varios nutrientes. Por ejemplo, la alteración de aminoácidos puede conducir a la formación de aminas tóxicas (cadaverina, putrescina, indol y su derivado el escatol.
CAUSAS DE LA DISBIOSIS
Las causas de la disbiosis son numerosas: pueden contribuir dietas poco variadas o monótonas, compuestas de los mismos alimentos siempre, con pocas fibras y muchos alimentos refinados; ingerir alimentos demasiado rápido, masticar mal. Ritmos de vida irregulares y frenéticos, con alteraciones de la frecuencia y la consistencia de los tiempos y contenidos de comidas. Vida sedentaria y estrés psicofísico.
El abuso de fármacos (analgésicos, pastillas para dormir, antidepresivos, laxantes), a menudo se hace para encontrar esa sensación de salud y bienestar, que tiende a escapar debido al agitado ritmo impuesto por el estilo de vida moderno. Sin embargo, con el tiempo, el uso frecuente de estos productos químicos, que no cura la causa sino que simplemente atenúa los síntomas, con el tiempo empeora la situación en el o los intestinos y el estómago. Incluso los contaminantes contenidos en los alimentos (tintes, solventes, hormonas, pesticidas, etc.) influyen negativamente en la estabilidad de la microflora intestinal.
CÓMO IMPULSAR UN ESTADO ADECUADO DE LA FLORA BACTERIANA
Es decir y también vale decir: ¿Cómo mejorar la funcionalidad de la flora bacteriana? En presencia de disbiosis, el tratamiento de primera elección implica evitar todas aquellas acciones (comer mal, vivir desordenadamente, ingerir por mucho tiempo medicamentos, los desórdenes en el estilo de vida)
En la actualidad, se suele favorecer mejorar la flora a través de la administración de probióticos al paciente (microorganismos viables que no producen enfermedad, capaces de mantener o mejorar la flora bacteriana intestinal).
Para poder hablar de probióticos, y no de simples fermentos lácticos (que es lo que le venden por lo regular en los supermercados), estos microorganismos deben: Estar vivos y bioquímicamente activos; resistir la acción del ácido gástrico y la bilis; adherirse al epitelio intestinal; producir sustancias antimicrobianas contra patógenos y preservar su vitalidad dentro del tracto digestivo. Muchas de las enzimas lácteas contenidas en los yogurt comerciales, no poseen estas características y, por lo tanto, no pueden influir positivamente en la flora bacteriana intestinal.
La segunda disposición consiste en la ingesta de prebióticos, es decir, sustancias que llegan sin digerir al colon, donde son fermentadas por la flora bacteriana local. Los metabolitos que se forman de la ingesta de prebióticos, proporcionan nutrientes útiles para el crecimiento de especies bacterianas beneficiosas. Los prebióticos están contenidos, incluso en concentraciones limitadas, en varios alimentos como la achicoria, la alcachofa, el puerro, el espárrago, el ajo, la soja y la avena. Las preparaciones farmacéuticas que contienen estas sustancias, por otro lado, tienen agregados de FOS (oligosacáridos de frutas) y la inulina principal polímero de fructosa.
Finalmente, para mejorar la vitalidad de nuestra flora bacteriana intestinal, es esencial evitar tanto como sea posible cualquier fuente de estrés y adoptar un estilo de vida correcto, respaldado por una dieta balanceada.
Además de la flora bacteriana, en nuestro intestino se encuentran micetos, clostridios y virus, que en condiciones de equilibrio no ejercen ningún efecto patogénico.
Durante el embarazo, el intestino del feto es perfectamente estéril, pero inmediatamente después del nacimiento es colonizado por miles de millones de bacterias. Estos microorganismos se asientan a nivel intestinal, ingresando desde el exterior a través de la boca y el ano. Los primeros meses de vida son muy importantes para construir una población bacteriana florida y equilibrada. La leche materna, de hecho, favorece la proliferación de bifidobacterias, una cepa especialmente beneficiosa para la salud humana.
Nuestro sistema digestivo, en particular nuestros intestinos, están colonizados por muchos microorganismos que, en conjunto, constituyen la flora bacteriana.