Si no se hubiera traicionado el principio que inspiró la creación de las Comisiones de Postulación, seguramente que no habría necesidad de ningún gendarme, ni la CICIG ni la opinión pública nacional e internacional, pero desafortunadamente la idea que pretendió sustraer de la componenda política la conformación de las Cortes, se desvirtuó totalmente porque al final de cuentas la academia, llamada a realizar un proceso despotilizado, se terminó prostituyendo como se ha demostrado fehacientemente.

Y en nombre de esa academia prostituida es natural que sus voceros se indignen cuando se señala el hecho incuestionable de que se desvirtuó por completo el proceso. Ni modo que no se van a defender y que van a aceptar que hay manipulaciones y que existen compromisos con los grupos más oscuros de poder oculto. Peor aun cuando se llega a afirmar, con abundantes fundamentos, que es el mismísimo crimen organizado el que tiene sus operadores actuando en el tema de la designación de las autoridades judiciales.

No se puede esperar una reacción honesta de quienes están comprometidos en un proceso que tiene la finalidad de extender la impunidad en el país. El calificar como acto de gendarmería lo que fue una respetuosa llamada de atención para que se reflexione es reflejo, obviamente, de que no están en disposición de que haya ningún tipo de escrutinio, no digamos de crítica al papel que están jugando. Si no que lo digan las reacciones hepáticas e irracionales contra la prensa que les critica y las decisiones de llevar al Tribunal de Honor de Colegio de Abogados a los profesionales que en ejercicio legítimo de sus derechos han presentado acciones legales para tratar de enderezar el entuerto.

Cuando se tiene que defender lo indefendible hasta las personas más talentosas resbalan porque no hay argumentos, no hay razones de peso como para rebatir señalamientos. El comisionado de la CICIG se mostró respetuoso con las Comisiones y con el país, llamando a la reflexión sobre lo que puede sobrevenir de continuar este proceso de selección en la forma en que se lleva. No hubo arrebatos ni ataques infundados, sino advertencias que debieron provocar una reflexión madura. En vez de eso, este señor Serrano vuelve a reaccionar con el hígado hinchado.

Artículo anteriorConsumidos en un penoso día a día
Artículo siguienteEl tamaño, la gran novedad del nuevo iPhone