La interacción humana acelera la innovación. FOTO LA HORA: UZH / EUROPA PRESS/DPA.

MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –

Los humanos comenzaron a desarrollar una cultura compleja ya en la Edad de Piedra debido a las interacciones sociales entre varios grupos de cazadores y recolectores.

Así lo confirma un estudio de la Universidad de Zúrich (UZH) publicado en Science Advances. Los investigadores mapearon las redes sociales de los actuales cazadores-recolectores en Filipinas y simularon el descubrimiento de un producto de plantas medicinales.

Hace unos 300 mil años, nuestros antepasados vivían en pequeñas comunidades como cazadores y recolectores. Este estilo de vida probablemente jugó un papel central en el éxito de la humanidad, ya que permitió a los humanos comenzar a compartir y combinar su conocimiento individual con los demás y, de esta manera, encontrar soluciones innovadoras. Esta capacidad única es lo que nos distingue de nuestros parientes más cercanos, los chimpancés.

Se puede obtener información sobre este proceso al estudiar las pocas sociedades de cazadores-recolectores restantes, como el pueblo Agta, que vive en Filipinas.

Un equipo de investigación internacional ha estudiado la red social de cazadores-recolectores de Agta para arrojar luz sobre la evolución de la cultura. El estudio fue dirigido por Andrea Migliano y Lucio Vinicius, del Departamento de Antropología de la Universidad de Zúrich, así como Federico Battiston, de la Universidad de Europa Central en Budapest.

VISITAS ENTRE CAMPAMENTOS COMO REDES SOCIALES

Los investigadores equiparon a 53 adultos Agta que viven en bosques en siete campamentos residenciales interconectados con dispositivos de rastreo y registraron cada interacción social entre los miembros de los diferentes campamentos durante un período de un mes. Los investigadores también hicieron lo mismo para un grupo diferente, que vivía en la costa.

Durante este tiempo, los dispositivos de rastreo documentaron miles de interacciones y proporcionaron una imagen completa de la estructura social de Agta. Como se esperaba, las personas interactuaban con mayor frecuencia con los miembros de su propio campamento, pero el estudio también reveló visitas entre campamentos casi a diario.

«Es justo decir que las visitas entre campamentos fueron las redes sociales de los actuales cazadores-recolectores –dice el primer autor Andrea Migliano, profesor de Antropología en la UZH–. Cuando necesitamos una nueva solución para un problema, nos conectamos en línea y usamos múltiples fuentes para obtener información de una variedad de personas. Los cazadores-recolectores usan su red social exactamente de la misma manera».

Luego, el equipo de investigadores desarrolló un modelo informático de esta estructura social y simuló la compleja creación cultural de un medicamento a base de plantas.

En este escenario ficticio, las personas compartieron su conocimiento de las plantas medicinales con cada encuentro y combinaron este conocimiento para desarrollar mejores remedios. Este proceso conduce gradualmente al desarrollo de un nuevo medicamento altamente efectivo.

Según la simulación de los investigadores, se requirió un promedio de 250 (campamentos forestales) a 500 (campamentos costeros) rondas de interacciones sociales para que emergiera el medicamento.

LA INTERACCIÓN HUMANA ACELERA LA INNOVACIÓN

A continuación, los investigadores simularon el mismo escenario utilizando una red artificial y totalmente conectada, donde todas las personas se conectaron entre sí e inmediatamente transmitieron cualquier información nueva a todos los miembros de la red.

Sorprendentemente, en este escenario el nuevo medicamento tardó más en desarrollarse, ya que requirió alrededor de 500 a 700 rondas. La razón es que la red artificial difunde las innovaciones paso a paso, mientras que en las redes reales de cazadores-recolectores también pueden desarrollarse nuevos descubrimientos en paralelo en pequeños grupos, lo que finalmente resulta en un progreso más rápido.

«Nuestros hallazgos indican que esta estructura social de bandas pequeñas e interconectadas puede haber facilitado la secuencia de revoluciones culturales y tecnológicas que caracteriza a nuestra especie a medida que nos expandimos dentro y fuera de África», concluye el último autor, Lucio Vinicius, del Departamento de Antropología de la UZH.

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