MADRID
Agencia DPA / (Europa Press) –

Aguas europeas son actores clave en la AMOC (Circulación de Retorno del Atlántico Meridional), un proceso en el océano profundo que desempeña un papel clave en la regulación del clima de la Tierra.

En una desviación de la visión científica más aceptada, un nuevo estudio muestra que la mayor parte del AMOC no se produce en el mar de Labrador, en Canadá, como han sugerido estudios de modelos anteriores, sino en regiones entre Groenlandia y Escocia. Allí, las aguas cálidas, saladas y poco profundas transportadas hacia el norte desde los trópicos por corrientes y vientos, se hunden y se convierten en aguas más frías y profundas que se desplazan hacia el sur a través de las cuencas de Irminger e Islandia.

La variabilidad del retorno en esta sección oriental del océano fue siete veces mayor que en el mar de Labrador, y representó el 88 por ciento de la variación total documentada en todo el Atlántico norte durante el periodo de estudio de 21 meses, desde agosto de 2014 hasta abril de 2016.

Estos hallazgos, por inesperados que sean, pueden ayudar a los científicos a predecir mejor los cambios que se producirán en el AMOC y cuáles serán los impactos climáticos de esos cambios, según explica en un comunicado Susan Lozier, profesora de Ciencias de la Tierra y el Océano en la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Duke.

INFORMACIÓN IMPORTANTE PARA LAS PREDICCIONES CLIMÁTICAS

«Para ayudar a las predicciones del clima en los próximos años y décadas, necesitamos saber dónde se está produciendo este profundo retorno y qué está haciendo que varíe», afirma Lozier, quien dirigió el estudio de observación internacional que produjo los nuevos datos.

«El retorno lleva vastas cantidades de carbono antropogénico a las profundidades del océano, lo que ayuda a frenar el calentamiento global», apunta la coautora Penny Holliday, del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, Reino Unido. «La reserva más grande de este carbono antropogénico se encuentra en el Atlántico Norte», agrega.

«El retorno también transporta el calor tropical hacia el norte –detalla Holliday–, lo que significa que cualquier cambio podría tener un impacto en los glaciares y el hielo marino del Ártico. Comprender qué está sucediendo y qué puede suceder en los próximos años es vital», agrega.

Científicos de 16 instituciones de investigación de siete países colaboraron en el nuevo estudio, cuyos hallazgos se detallan en un artículo que se publica en ‘Science’.

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