Por Pauline Sickmann
Agencia (dpa)

«Hasta los profesionales le temen al flash», dice Udo Krämer, de la Asociación Alemana de Fotografía, porque se trata de una luz artificial. «La industria defiende que el flash hace todo bien», añade, pero la realidad es que no es así, y muchas fotos salen mal precisamente por los malos efectos de esa iluminación.

Por ejemplo, suele pasar que la imagen sigue saliendo con poca luz pese al flash, o que solo se vea bien a la persona que está en primer plano, pero no el fondo. «Es física pura», dice Krämer. «La luz se rige por la ley inversa del cuadrado», es decir que su intensidad disminuye de forma inversamente proporcional al cuadrado de la distancia al centro desde donde se origina. En palabras sencillas: cuando la distancia se duplica, hace falta cuatro veces más intensidad de la luz.

Los flashes incorporados a las cámaras no suelen tener esa potencia. La escasa iluminación se puede mejorar con una mayor apertura del diafragma y una sensibilidad ISO mayor. «El valor ISO aumenta el alcance del flash», explica Udo Krämer. El problema es que en las cámaras no profesionales con el aumento del ISO también hay más ruido en la imagen.

Hay un caso en el que el flash sí que cumple una excelente función: con los retratos a contraluz. «En ese caso equilibra la luz del fondo».

Otro problema bastante habitual son los ojos rojos, que se producen cuando el flash ilumina las pupilas dilatadas por la oscuridad. Una forma de evitar esto es tirar varias fotos consecutivas con el flash, que hace que las pupilas se contraigan y aumenta así las posibilidades de que en la última foto de la serie no haya ojos rojos.

Algunas cámaras utilizan el flash como ayuda para enfocar. Disparan entonces la luz rápidamente varias veces sin tomar una foto, lo que tiene por efecto también reducir el peligro de los ojos rojos. Si el flash y el objetivo están alineados hay más peligro de ojos rojos. Únicamente un flash externo alegado del eje óptico reduce considerablemente este riesgo.

Otro fenómeno que puede ocurrir es la aparición de imágenes fantasma, que se producen cuando hay una exposición prolongada con uso del flash y otras fuentes de luz. El flash congela un movimiento, pero la luz del entorno hace que aparezcan otros en la fotografía. Para evitarlo hay que reducir la exposición o evitar o reducir cualquier movimiento mientras se produzca.

«Salvo en circunstancias extraordinarias, habría que evitar el flash integrado en la cámara y contar con uno externo que se pueda añadir», recomienda Andreas Jordan, de «Fotomagazin». No solamente son más potentes, sino que permiten la iluminación indirecta girando la cabeza hacia el techo. «El resultado es una luz más blanda, agradable, y se evitan las sombras duras».

«Quien quiera tomarse más trabajo puede separar el flash de la cámara y dispararlo de forma inalámbrica», añade el experto.

Al momento de comprar una cámara hay que prestar atención a que el flash integrado sea potente, es decir que tenga un número de guía lo más alto posible, recomienda Jordan. «Y también es importante que se pueda mover la cabeza en todas direcciones».

Quien no quiera trabajar de forma manual tiene que tener en cuenta que el flash soporte el modo automático TTL de la propia cámara. «Los distintos sistemas de cámaras no suelen ser compatibles».

También al fotografiar con el smartphone se pueden mejorar las fotos con flash. «En situaciones de mala iluminación puede ayudar el modo profesional de la app de la cámara, si es que el celular lo tiene», señala Alexander Emunds, del portal de telecomunicaciones alemán «Teltarif.de». Con su ayuda se puede regular, por ejemplo, la sensibilidad.

También el modo HDR, que cada vez ofrecen más smartphones, puede ser de ayuda. La cámara capta con él varias imágenes y las une en una sola. «Mediante el HDR se aclaran las zonas oscuras de la imagen sin que se aclare toda la foto», señala Emunds.

Si no se quiere utilizar el flash, la alternativa es un objetivo luminoso y una cámara que haga fotos de buena calidad también con valores ISO elevados. En caso de motivos fijos como paisajes y arquitectura, el flash no vale en todo caso para gran cosa, opina Andreas Jordan. «Lo que hay que hacer es elegir una exposición prolongada y ayudarse con un trípode para que las fotos no salgan movidas».

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