Maputo
Agencia (dpa)

La cifra de infecciones por malaria aumentó en 2017 por segundo año consecutivo, revirtiendo una tendencia de años de éxito en la lucha contra la enfermedad, informó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin una intervención contundente, podrían echarse por tierra los éxitos de los últimos años, alertó el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, que pidió más medios para combatir la enfermedad.

En 2017 se registraron 219 millones de infecciones, dos millones más que el año anterior, según el informe presentado hoy. El 90 por ciento de los casos se registra en África y afecta con dureza a los niños.

«Es inaceptable que cada dos minutos muera un niño por esta enfermedad que se puede prevenir y curar», escribió Tedros en el informe.

La cifra de muertes por malaria cayó ligeramente de los 451 mil registrados en 2016 a 435 mil el año pasado. De ellos, unos 266 mil son niños menores de cinco años.

Entre 2010 y 2015, la OMS realizó importantes avances en la lucha contra la enfermedad, pero desde 2016 los casos volvieron a aumentar, especialmente en los países africanos más afectados como Nigeria, Mozambique o Congo.

Es una gran advertencia, consideró Tedros. «Está claro: necesitamos un cambio de rumbo».

La OMS anunció una iniciativa para apoyar a los países más afectados. Casi el 70 por ciento de todos los casos se concentran en once países: Nigeria, Congo, Mozambique, Burkina Faso, Camerún, Ghana, Mali, Níger, Uganda, Tanzania e India.

La malaria se transmite por la picadura del mosquito Anopheles, que pica especialmente por la noche. El patógeno es un parásito protozoario llamado plasmodium, que llega al hígado a través del sistema circulatorio.

La vertiente más grave, la malaria trópica, se transmite a través del plasmodium falciparum. La malaria provoca fiebre, anemia y problemas neurológicos y puede ser mortal si no se trata.

Pese al alto riego de malaria en las zonas afectadas de África, sólo en torno al a mitad de la población dormía allí en 2017 protegido por redes antimosquito tratadas con insecticidas, consideradas la principal medida de prevención contra la enfermedad. Además, las mujeres embarazadas y los niños siguen tenido acceso insuficiente a medicamentos profilácticos.

En todo el mundo se gastaron el año pasado unos 3 mil 100 millones de dólares para frenar la enfermedad, pero la OMS calcula que a partir de 2020 se necesitarán al menos 6 mil 600 millones de dólares anuales para reducir las infecciones y las muertes en un 90 por ciento hasta 2030.

Si los países afectados y la comunidad internacional redoblan sus esfuerzos, la malaria puede ser vencida, señaló Tedros. «Confío en que podamos ganar la lucha contra esta centenaria enfermedad y volver a nuestro objetivo común: un mundo sin malaria».

Algunos países realizaron importantes avances en la lucha contra la enfermedad en 2017, según la OMS. En Etiopía, Ruanda, India y Pakistán se redujo considerablemente la cifra de enfermos.

La mayor subida se registró en Nigeria, con en torno a 1.3 millones de casos más. El país de África occidental concentra además el mayor número de casos en todo el mundo, seguido de Congo. La lucha contra la enfermedad es especialmente difícil en estos países debido a la elevada pobreza, al deficiente sistema sanitario y al mal estado de las infraestructuras.

Hasta ahora no hay vacuna para la enfermedad, sino sólo medicamentos profilácticos que suelen tomar las personas que viajan a zonas de riesgos y ni siquiera ofrecen una protección integral. La mejor prevención sigue siendo evitar picaduras de mosquito.

Según la OMS, en torno al a mitad de la población vive en zonas de riesgo de malaria, pero en zonas más ricas de Asia y en Latinoamérica la profilaxis y el tratamiento médico son considerablemente mejores que en África.

Es inaceptable que cada dos minutos muera un niño por esta enfermedad que se puede prevenir y curar.
Tedros Adhanom Ghebreyesus

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