Por NICHOLAS RICCARDI

PHOENIX
Agencia AP

En una sala de conferencias, la candidata republicana al Senado por Arizona Martha McSally pregunta a los directivos de una pequeña empresa si el recorte impositivo del presidente Donald Trump ha favorecido su negocio. Una mujer la interrumpe: “Quiero preguntarle sobre el cuidado de salud”.

Marylea Evans dice que le causan preocupación los avisos de campaña demócratas según los cuales McSally, actualmente una legisladora, apoyó un proyecto de ley que eliminaba el requisito de que las aseguradoras cubran a personas con trastornos de salud preexistentes.

“Es mentira”, responde rápidamente McSally, habituada a tener que interrumpir una discusión sobre impuestos para responder a los ataques sobre la salud.

El intercambio es revelador de cómo los argumentos demócratas sobre la salud encuentran eco entre los votantes en las últimas semanas antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato. Si bien lo que ha alimentado el entusiasmo demócrata este año ha sido la furia contra Trump, los candidatos han enfocado sus mensajes en la salud.

Es el tema de la mayor parte de la publicidad electoral televisiva, según un análisis del diario Wall Street Journal, y un tema principal de campaña desde Virginia hasta California y pasando por Arkansas, y en particular en Arizona, donde sirve de base de la campaña de la representante demócrata Kyrsten Sinema contra McSally.

“Los demócratas creen que la atención de salud es lo que les va a dar la mayoría”, dijo Nathan González, director de la revista apartidista Inside Elections. “En 2016, los demócratas aprendieron que un ataque general contra Trump no era la estrategia adecuada, por eso tratan de ser más concretos”.

El furor demócrata en torno al problema de la salud proviene del intento de Trump de derogar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA por sus siglas en inglés). Los legisladores republicanos, McSally entre ellos votaron por un proyecto que, entre otras cosas, hubiera disminuido las protecciones para personas con trastornos preexistentes y modificado y reducido drásticamente el Medicaid, el programa gubernamental estadounidense de asistencia médica para los pobres o discapacitados. El proyecto no fue al Senado, cuyo intento de derogar la ACA fracasó por un voto.

Este año, el gobierno de Trump apoyó a un grupo de secretarios de Justicia republicanos que iniciaron una demanda contra ACA con el argumento de que es inconstitucional e insostenible, en particular porque protege a las personas con trastornos preexistentes.

La estrategia demócrata es, en efecto, un acto de yudo político contra los republicanos, que en cuatro elecciones los atacaron implacablemente por estropear la salud de la población con la ACA y prometieron derogarla rápidamente cuando regresaran al poder. Ahora que han fracasado, los demócratas devuelven el golpe.

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