Por Isaac Risco
Caracas
Agencia (dpa)

En el principal hospital de niños de Venezuela muchas de las habitaciones están cerradas, con un cartel escrito a mano colgado en la puerta para explicar el porqué.

«Clausurado por falta de agua», dice el letrero en una de las plantas del hospital J. M. de los Ríos en el centro de Caracas, considerado como centro infantil de referencia en el país sudamericano.

El drama sanitario es considerado por muchos actualmente como una de las principales emergencias de Venezuela después de la falta de alimentos, en un país castigado por una crisis económica y de abastecimiento sin precedentes, y la mayor inflación del mundo.

Poco antes de las elecciones en la que el presidente Nicolás Maduro aspira a ser reelegido para otro mandato de seis años, en otras plantas del hospital J. M. de los Ríos se pueden ver pasillos a oscuras y con filtraciones de agua, y habitaciones sin ventanas por obras de remodelación paralizadas.

En una sala de espera, Yolaida Barón y Francisco Constant cuentan que tuvieron que esperar mes y medio tras el internamiento de su hijo para la operación que necesitaba por una hidrocefalia que le diagnosticaron en octubre de 2017, poco después de su nacimiento.

La cirugía se postergaba constantemente cuando ya estaban en el hospital por la falta de antibióticos, luego aparecían nuevos problemas, lamenta Constant. «Que se fue el agua, que se dañó el ascensor, que se dañó el quirófano», enumera el padre de 53 años, que lleva dos meses viajando con su pareja a Caracas desde el vecino estado de Guárico para el tratamiento, y ahora para las curas postoperatorias.

La situación del J. M. de los Ríos es dramática, confirma Hunaides Urbina, que trabajó 30 años en el hospital y fue su director en dos ocasiones, por última vez entre 2012 y 2013.

«De los equipos de rayos X no funciona ninguno, se está trabajando desde 2013 con un equipo de rayos X portátil», dice Urbina a la agencia dpa. «También tenemos déficit del 85 por ciento de medicamentos de todo tipo».

Y la situación del centro es mejor que la de muchos otros hospitales venezolanos, considera Julio Castro, un infectólogo miembro de la ONG Médicos por la Salud, que elabora desde hace cuatro años una encuesta nacional de hospitales para intentar reflejar la crisis.

«A medida que te alejas de Caracas, peor», resume Castro a dpa y presenta luego algunas de las cifras de la última encuesta de la ONG, elaborada con datos de más de 130 hospitales del país.

«El 79 por ciento de los hospitales no tienen agua en la tubería todo el tiempo. El 53 por ciento de las salas operatorias en el país no funciona», cita Castro, que traza un panorama sombrío de la crisis sanitaria.

«En este momento tenemos, que sepamos, tres epidemias activas en el país: malaria, sarampión y difteria», añade el médico. «Este año vamos a llegar a un millón de casos de malaria», dice. Como comparación, asegura que Venezuela llegó a registrar sólo unos 2 mil casos de malaria anuales a finales de los 80.

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