Santiago de Chile
Agencia (dpa)

El científico chileno Raúl Cordero aseguró que comenzó el cierre del agujero de la capa de ozono, el cual, si no hay una gran erupción volcánica, se completaría en la segunda mitad de este siglo.

“Aunque aún tardará varias décadas en completarse, podríamos estar observando el inicio del cierre del agujero de ozono”, declaró Cordero al diario «La Tercera» tras analizar las mediciones de esta última temporada efectuadas en el periodo de mayor intensidad del fenómeno, entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre pasado.

La extensión promedio del agujero durante ese periodo este año fue de 17 millones de kilómetros cuadrados y, aunque se trata de una superficie similar a la de toda América del Sur, es la cifra más baja desde el año 2002, explicó el científico.

Cordero, líder del Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago, utilizó información de la NASA y datos generados por las estaciones que posee el centro de estudios sobre el terreno.

Al año la extensión del agujero presenta variaciones relacionadas con patrones meteorológicos, pero los datos de la última década muestran una tendencia a la baja, añadió.

“Nuestras previsiones indican que de no mediar una erupción volcánica catastrófica, el cierre del agujero de ozono podría producirse en la segunda mitad de este siglo”, sostuvo Cordero.

El agujero de ozono es un fenómeno estacional que ocurre en general sobre un área que cubre todo el territorio antártico. Se trata de una disminución significativa en la concentración de ozono en la estratósfera que se da entre agosto y noviembre de cada año.

No es un fenómeno natural, sino que fue generado por el ser humano, mediante la emisión de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos (CFC), que fueron regulados por el Protocolo de Montreal, a través del cual se obligó a los países a sustituir este tipo de elementos dañinos para la capa de ozono.

Aunque la disminución del agujero es positiva, Cordero advirtió que su cierre podría tener, paradójicamente, consecuencias secundarias negativas para la Antártica.

“Al tratarse de un gas de efecto invernadero, el aumento del ozono (al cerrarse el agujero) podría acelerar el calentamiento en la Antártica. Eso explica nuestro interés por monitorear la evolución del fenómeno y su interacción con el calentamiento global”, afirmó.

El Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago es uno de los que participará en la versión 54 de la Expedición Científica Antártica (ECA), que comenzó este mes con el trabajo logístico y que se extenderá hasta abril de 2019.

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