La reina Isabel II, una de las figuras políticas más emblemáticas alrededor del mundo. Foto La Hora/AP
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Durante 70 años fue la monarca del Reino Unido, Elizabeth Alexandra Mary, mejor conocida como reina Isabel II nació el 21 de abril de 1926 en la familia de la realeza británica. Luego de que su padre falleciera en 1952, tomó el reinado en la primera coronación en la historia en ser televisada en 1953, desde entonces se mantuvo en el puesto de la corona mayor hasta el 8 de septiembre de este año cuando falleció.

La reina Isabel II, una de las figuras políticas más emblemáticas alrededor del mundo tiene una historia llena de acciones que marcaron hitos en su vida, en el mundo y sobre todo en la persona que fue.

 

UNA MONARCA IMPROBABLE

Rafael Poulain, un creador de contenido que se dedica a relatar historias, no se quedó atrás en este momento y habla sobre muchos puntos importantes en la vida de Isabel II.

“Para entender mucho, tenemos que recordar algo importante: La reina Isabel II fue una monarca improbable. Al igual que otras grandes reinas no estaban destinadas a gobernar. Superó las expectativas”, menciona Poulain.

A pesar de no estar destinada a reinar superó las expectativas. Foto La Hora/AP

Esto debido a que su padre ni siquiera era el monarca destinado a ser rey, fue hasta la abdicación de su hermano Eduardo VIII, que tomó esa posición y la posibilidad de Isabel en el trono principal se volvió una realidad.

Una vez que la corona se posó a la cabeza de Jorge VI, Isabel II se convirtió en la heredera directa al trono, un puesto que tuvo que ocupar mucho antes de lo previsto cuando en 1952 su padre falleció.

 

MATRIARCADO

La escritora de Dalia Empower, Laura Raquel Manzo, resalta una visión sobre lo que representó Isabel II para las mujeres del mundo.

“El poder y la posición que mantuvo fueron heredados, pero no resultado de una carrera o de una lucha. El liderazgo que ejerció durante 70 años fue irrelevante al género, precisamente porque ella nunca vio en ser mujer una limitante para cumplir con su deber”, explica.

El poder y la posición que mantuvo fueron heredados, pero no resultado de una carrera o de una lucha. Foto La Hora/AP

Es así como la reina Isabel II representa al último matriarcado, de acuerdo con la columnista Gaby Hinsliff de The Guardian. Durante su reinado más que la normalización de una mujer en el poder, hizo olvidar al mundo que ella era una mujer, y que el puesto, respeto y admiración que se adjudicó a lo largo de los años por el mundo fue ganado a pulso.

“La reina Isabel II es inspiración para las mujeres del mundo entero, pero que lo sea por las razones correctas: por su férreo compromiso, por su dedicación al trabajo, por su ética, por su visión, por su fortaleza, su liderazgo, su popularidad, por alcanzar sus objetivos, por su templanza, por ser ella misma, por no intimidarse, y todo esto que ayudó a encaminar con muchos más aciertos que errores a la monarquía británica al siglo XXI, y toda esa excepcionalidad ejercida fuera de lo común entre las mujeres de su tiempo, y que seguramente extrañaremos, pero no por una sororidad que nunca llevó a cabo”, explica Manzo.

 

LA SORORIDAD DE LA REINA

Otro factor que envuelve a la reina en su relación con dos mujeres que tomaron relevancia en su vida, en un intervalo de 30 años aproximadamente entre cada una.

Primero, con la princesa Diana, una relación que se ha descrito como incómoda desde el momento de su concepción: “en los primeros días, Diana simplemente estaba aterrorizada de su suegra. Mantuvo las exequias formales, haciendo una profunda reverencia cada vez que se encontraban, pero por lo demás mantuvo la distancia”, escribió Andrew Morton en su libro Diana: Her True Story.

La historia también detalla que cuando comenzaron los rumores sobre la aventura de Carlos con Camilla Parker, Diana acudió a la reina en busca de apoyo, mismo que parece nunca fue otorgado con el pasar de los años.

La princesa Diana tuvo gran relevancia en la vida con la reina Isabel II. Foto La Hora/AP

Otros detonantes en la relación se enfocan en el tipo de persona y monarca que Diana representaba, ya que no aprobaba su trato con el personal de servicio de la familia real con quienes compartía temas privados, su estado psicológico, sus relaciones pasadas e inclusive la transparencia de Diana con la prensa.

Una modalidad que de cierta manera la reina volvió a visualizar 30 años después con la llegada de Meghan Markle a la familia real, otra mujer que se incorporó a la monarquía británica, y tal parece que con el paso del tiempo tampoco se convirtió en devota de su agrado.

 

El Independent en español explica que años más tarde de la incorporación a la familia, Meghan convertida en duquesa de Sussex, expuso en una entrevista su acusación de que su familia había sido objeto de racismo: “Las acciones de descalificación habrían sido emitidas por uno de los integrantes de la familia real, aunque no identificaron a la persona en cuestión”.

Al desligarse de la familia real, la reina Isabel II retiró el apoyo financiero a la pareja. Sin duda, los lazos que estableció con las otras mujeres relevantes de la familia real no han representado un ejemplo de sororidad exactamente. Cada una ha ejercido su papel bajo criterio propio y lo que consideran mejor acorde a sus creencias.

La reina Isabel II es inspiración para las mujeres del mundo entero. Foto La Hora/AP
Solo nos queda preguntarnos, ¿con quién nos identificamos más?

 

María José Aresti
Comunicadora de la Universidad Rafael Landívar. Entusiasta del fútbol y el cine, narro historias y temas de no ficción. Creo en la importancia de generar espacios públicos para compartir contenidos de valor que aporten a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
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