Ethel De Guerra es una mujer que desde niña tuvo claro sus objetivos de vida y el deseo de salir adelante. Foto La Hora/ Cortesía
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Originaria de La Unión, Zacapa, Ethel De Guerra es una mujer que desde niña tuvo claro sus objetivos de vida y el deseo de salir adelante, pese a todos los obstáculos que encontró en su camino, actualmente se ha convertido en un ejemplo a seguir para sus hermanos y para su municipio.

Ethel, la primera de siete hijos, platicó sobre su historia

Ethel, la primera de siete hijos, platicó sobre su historia de vida con LH Nosotras, y cómo fue crecer en una familia de escasos recursos y lidiar con diversos problemas que le impedían salir adelante.

Ethel De Guerra es una mujer que desde niña tuvo claro sus objetivos de vida y el deseo de salir adelante. Foto La Hora/ Cortesía

TRABAJO DESDE TEMPRANA EDAD

Desde que tenía siete años Ethel tuvo que encargarse del sostén de su casa y cuidar a sus hermanos. Su padre, quien era el único que trabajaba, tenía problemas con el alcohol, así que sin querer de forma obligada le “tocó ver” que hacía por su familia y que no les faltará el pan cada día.

Su primer trabajo fue en una tienda y venta de licor, en donde tenía que hacer la limpieza y luego repartir boquitas a todas las personas que tomaban en el lugar.

Su primer trabajo fue en una tienda y venta de licor, en donde tenía que hacer la limpieza y luego repartir boquitas a todas las personas que tomaban en el lugar. Foto La Hora/ Cortesía

“Mi rutina era irme a estudiar a las siete de la mañana hasta el mediodía, llegar a mi casa para dejar mi mochila y correr hacía el trabajo porque entraba a la 13:00 horas. Ya a las 18:00 horas salía y me iba para mi casa para poder hacer mis tareas y terminar alrededor de las 22:00 horas”, recuerda.

Ethel laboraba de lunes a domingo y como paga, recibía despensa para su casa, a pesar de que no obtenía dinero como tal, era muy feliz por poder ayudar a su mamá y hermanos en la casa.

Añade: “Lo hacía con mucho amor y cariño, y hasta la fecha le digo a mis hermanos que no me arrepiento de haber empezado a trabajar desde temprana edad, y tanto mi mamá y hermanos me lo agradecen aún”.

Durante los siguientes años Ethel pasó por diversos trabajos en donde siempre buscaba aumentar sus posibilidades de ganar más dinero y que sus ingresos fueran mayores, para dar un sustento más extenso en su casa.

Ella era muy feliz por poder ayudar a su mamá y hermanos en la casa. Foto La Hora/ Cortesía

SOBREPONERSE A LA SITUACIÓN

A los 11 años Ethel tuvo que dejar sus estudios porque su salario no era basto para todas las necesidades que había que cubrir en su casa, por lo que sus papás le dijeron que debía buscar otro trabajo.

“Para mí, fue duro dejar de estudiar, pero yo nunca me dí por vencida entonces comencé a buscar opciones y encontré el grupo de CONALFA (Comité Nacional de Alfabetización), en donde enseñan a escribir y leer a personas de escasos recursos”, explica.

Durante esos años laboraba en empleos de tiempo completo y estudiaba de 7:00 a 22:00 horas, con gran sacrificio logró alcanzar el sexto grado.

Ethel confiesa que siempre fue una apasionada del estudio porque lo veía como un método de superación: “Yo sabía que el estudio era una fase para poder salir de la pobreza, para mí ese iba a ser el medio por la cual podría salir adelante, y al ser la mayor demostrarle a mis hermanos y familia que sin importar la barreras, con el estudio sí se puede”.

EL MACHISMO

El machismo también imperó en los alrededores de ella durante esos años, pues siempre le lanzaban los comentarios de que el estudio no está hecho para mujeres. A pesar de ello, de muchas horas de sobreesfuerzo y noches de desvelo logró sacar esos años escolares de la mejor manera posible.

 

DEJAR LO ESTUDIOS

Sin embargo, a los 13 años Ethel tuvo que volver a dejar los estudios ya que, aunque recibía un mayor sueldo, le era imposible costear los útiles que necesitaba.

“A esa edad mi papá me dijo que la solución entonces era que me casará, yo le dije que esa no era la solución y que no me quería casar. Pero un día que regresé del trabajo, ya estaba en mi casa un muchacho que llevaba una despensa a cambio de que estableciera un matrimonió con él”, recuerda Ethel con tono de indignación en su voz.

Según su relato, su papá le dijo que tenía que irse con él, pero en un momento de descuido logró salir por la puerta de atrás en busca de ayuda. Se refugió en una pareja de amigos que la protegieron durante varios días hasta que la situación pasó.

Logró encontrar una oportunidad laboral en la capital en un hogar y sin dudarlo emprendió camino a los 13 años. Foto La Hora/ Cortesía

A pesar de ello, Ethel menciona que “yo sabía que en cualquier momento mi papá me iba a vender con alguien más, entonces le dije a mi mamá un día que me iba a ir de la casa. No tengo a donde, pero me voy a ir”.

Y así fue, días después encontró una oportunidad laboral en la capital en un hogar y sin dudarlo emprendió camino a los 13 años.

APOYO CON OTRA FAMILIA

“Me sentía como la peor persona del mundo, como si las mismas personas de mi propia casa me hubieran sacado porque no valía nada, pero cuando fui a la casa en la capital esas personas me recibieron muy bien y me dieron la atención que yo necesitaba”, recuerda con una sonrisa.

 

Gracias a ellos Ethel tuvo la oportunidad de continuar estudiando durante los fines de semana hasta que se graduó de Secretaria Bilingüe, eso le abrió las puertas a conseguir mejores trabajos y poder enseñarle a sus hermanas menores el camino para que siguieran sus pasos.

“Cada que una de mis hermanas entraba a la adolescencia las traía a la capital para poder enseñarles a estudiar y por lo menos dejarlas hasta tercero básico. Ellas continuaron ayudando de la misma manera a los más chiquitos”, explica, y así se fue dando una cadena iniciada por la misma Ethel, en la que todos sus hermanos se pudieron graduar.

SU SUEÑO HECHO REALIDAD

Ethel afirma que sus sueños se hicieron realidad al ver a todos sus hermanos graduados, explica, “es una gran satisfacción, y ver que a ellos no les costó tanto como a mí, yo tuve que huir, estar lejos de ellos, recibir varios golpes, pero siempre les digo que los estudios nadie se los va a quitar, son una herencia”.

Ethel afirma que sus sueños se hicieron realidad al ver a todos sus hermanos graduados. Foto La Hora/ Cortesía

Actualmente Ethel está casada y tiene tres hijos, asegura que está muy agradecida por su familia, aunque no pudo continuar sus estudios universitarios, el camino de la vida la ha llevado a ser una mujer agradecida, valiente, con mucha fuerza de voluntad, independiente y que toma la iniciativa.

“Me gustaría decirle a todos las jovencitas que no dejen que nadie, ni siquiera su propia familia, no permitan que les quiten las alas para volar, busquen oportunidades, opciones, si fracasan en algo no se den por vencidas y sobre todo no dejen que otra persona les arranque los deseos a la fuerza. Eso quisieron hacer conmigo y yo nunca lo dejé”, finaliza.

Actualmente Ethel está casada y tiene tres hijos, asegura que está muy agradecida por su familia. Foto La Hora/ Cortesía

 

María José Aresti
Comunicadora de la Universidad Rafael Landívar. Entusiasta del fútbol y el cine, narro historias y temas de no ficción. Creo en la importancia de generar espacios públicos para compartir contenidos de valor que aporten a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
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