Foto Ilustrativa. El abuso sexual ha marcado a millones de mujeres. Foto La Hora
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Elizabeth (pseudónimo), es una mujer que no pierde el entusiasmo y las ganas de seguir adelante. Durante casi 10 años fue abusada sexualmente por el padrastro de su mamá, una situación que guardó en silencio hasta sus 18 años; luego de tiempo y proceso propio de sanación decidió compartir su testimonio a LH Nosotras con el deseo principal de poder ayudar a otras víctimas que hayan pasado o que lamentablemente estén pasando por lo mismo.

ELLA Y SU MADRE

Actualmente, Elizabeth tiene 37 años, su mamá siempre fue un pilar elemental en su vida, quien al ser el único padre presente siempre tuvo que ver de qué manera salía adelante y trabajó durante todos sus años hasta que se jubiló.

“Le tocó trabajar bastante duro, incluso tener tres trabajos al mismo tiempo. Muchas veces a mí me tocaba acompañarla al trabajo porque no tenía quién me cuidará, tiraba un par de colchones, chamarras o uniformes para que yo pudiera dormir mientras ella laboraba en el sanatorio”, recuerda.

Elizabeth y su madre vivían con su abuela y con el esposo de ésta.

 

EL ABUSO

A los 7 años, su niñez le fue arrebatada cuando comenzó a ser violada sexualmente por su abuelastro, un abuso que comenzó directamente por medio de penetración un día que ella estaba viendo una película.

“Yo no entendía qué era eso la verdad, no sé si terminó o no la situación, pero fue mi primera mala experiencia y el inicio de todo. Él se metía a mi cuarto, me escondía detrás de las puertas para tocarme o cuando estábamos en algún lugar metía sus manos en mis partes íntimas”, relata.

El abuso también se puede contemplar en maltratos físicos y psicológicos. Foto La Hora

Inclusive, hubo una ocasión cuando tenía 13 años en donde después de violentarla de esa manera le dejó un billete de cinco quetzales, lo cual la hizo sentir muy mal.

La última vez que sucedió fue cuando Elizabeth tenía 16 años.

“Le dije que lo hiciera, que ya no me daba miedo, y esa fue la última vez que me tocó. Estaba aburrida y cuando uno está así todo llega a un momento, a la larga yo tampoco tenía quién me defendiera y solo sé que no quería que nadie tuviera el control de mí”, menciona.

 

CONSECUENCIAS DEL ABUSO

Elizabeth explica que a raíz del abuso, su niñez y adolescencia se vieron marcadas por una etapa de rebeldía; un tiempo en que también tenía que soportar maltratos físicos y psicológicos.

Agrega: “Yo era a la que todos trataban mal y con la que siempre remataban porque no tenía quién me defendiera, ya que mi mamá estaba trabajando”.

Perdió varios años escolares que le impidieron graduarse “a tiempo” y trataba de pasar la mayor parte de su tiempo en las calles, a pesar de que nunca consumió algún tipo de ilícito, es consciente de que es una situación que se puede dar debido a este tipo de abusos.

 

 

ROMPER EL SILENCIO

A los 18 años, Elizabeth decidió revelar lo que durante más de 10 años guardó en su pecho. Recuerda que estaban comiendo macarrones y su madre le confesó que no sabía “qué hacer con ella” (por su rebeldía), en ese momento rompió el silencio de aquel abuso vivido por parte de su abuelastro y se lo contó a su mamá.

Confesó que no había hablado antes por miedo, aunque no había nada que justificar, porque afortunadamente su mamá le creyó inmediatamente.

Elizabeth también mencionó que dicha situación le generó carácter y fortaleza. Foto: La Hora

GENERAR CARÁCTER

Por muchos años Elizabeth no podía hablar sobre el tema: “Ahora ya no lloro, como cuando lo contaba antes no podía dejar de llorar. Aunque no fue la manera en que hubiese querido, pienso que esa situación hizo que generara más carácter y hacerme un poco más fuerte”.

Ahora es una mujer para la cual no hay límites, si se propone algo sabe que lo logrará, aunque tenga que dar su último respiro por ello.

ARTÍCULO 28

El artículo 28 del Código Penal en la Ley Contra Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas establece que: “(…) siempre se comete este delito (violación sexual) cuando la víctima sea una persona menor de 14 años, o cuando sea una persona con incapacidad volitiva o cognitiva, aun cuando no medie violencia física o psicológica”.

Los datos más actualizados del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Osar) que datan de enero a junio de 2022 establecen que hay 1,106 madres entre 10 a 14 años, es decir, que al día 6 niñas son violentadas sexualmente en el país.

 

NO CALLAR

Finalmente expresa un mensaje para todas las personas, y es que no tengan miedo de hablar, que expresen lo que sienten para que de esta manera, nosotras como mujeres, no sigamos permitiendo que los abusos hacia el género continúen.

“Si abrimos la boca para pedir ayuda estamos a tiempo todavía de que esa persona pague por lo malo que está haciendo, en mi caso ya no pudo ser porque falleció antes, pero a la larga es una situación que daña tu corazón y tu inocencia. Nadie tiene derecho de abusar de nosotras mujeres, niños, niñas u hombres, es nuestro cuerpo y nuestra decisión”, señala.

María José Aresti
Comunicadora de la Universidad Rafael Landívar. Entusiasta del fútbol y el cine, narro historias y temas de no ficción. Creo en la importancia de generar espacios públicos para compartir contenidos de valor que aporten a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
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