Maya kaqchikel y comunicadora indígena, Vilma Chuy es originaria de San Juan Comalapa, Chimaltenango, con su voz busca concientizar a su comunidad, futuras generaciones, mujeres y sobre todo no dejar morir la historia.
Vilma platicó con LH Nosotras quién fue su inspiración desde niña, cómo se inicia en el ámbito de la comunicación alternativa y las metas que espera forjar en el futuro.
UNA HISTORIA POR CONTAR
Hace más de 20 años la abuela de Vilma, Celestina Cutzal, comenzó una lucha junto a una organización por la desaparición forzada de familiares durante el conflicto armado interno.
“Esta empezó porque ella estaba buscando a mi abuelo quien fue asesinado y desaparecido en los años ochenta cuando ocurrió esta situación (…) luego se formó un grupo con otras mujeres que también buscaban a sus desaparecidos y se organizaron para encontrar a sus familiares y que se haga justicia”, relata Vilma.
ADMIRACIÓN E INSPIRACIÓN
Otro trabajo que realizaba el grupo era concientizar a otras mujeres para que se unieran, empoderarse de sus derechos y concientizar sobre la situación que viven los pueblos indígenas.
La comunicadora explica: “Yo empecé a admirar a mi abuela y su liderazgo desde los nueve años, porque mi abuela buscaba la forma para que este grupo de mujeres tuviera una formación en sus derechos y otros aspectos de la mujer, ya que históricamente se nos excluye en espacios nuestros y públicos”.
Vilma creció rodeando a su abuela, cuando se concientizo sobre la realidad que viven las mujeres mayas comenzó a involucrarse junto con su abuela para encontrar soluciones y sumar a más jóvenes indígenas a movimientos de acciones contra la discriminación y exclusión.
LA VÍA: LA COMUNICACIÓN ALTERNATIVA
“Empecé entonces a formarme, leer y querer hacer algo, no solo ver, y es así como decidí que iba a hacer comunicación alternativa, documentando a mi familia, a mi abuela, quienes me contaban sus historias y vivencias durante los años ochenta y no querían que murieran”, menciona Vilma.
Su abuela quien ha sido su inspiración no solo para adentrarse a su historia e involucrarse, también lo fue para el camino que Vilma quería tomar en el mundo, y es por ella precisamente que inicia en la comunicación cuando su abuela le dice ‘quiero que escribas esta parte de mi vida para que no se olvide’.
Comenzó en la comunicación alternativa de forma autodidacta, escribiendo las palabras que le narraban y grabando voces para poder informar lo que los pueblos indígenas han vivido y todo el accionar de las mujeres.
“Mi letras y grabaciones funcionan para que otras personas, juventud e incluso futuras generaciones lo lean o escuchen, y sobre todo para no olvidar nuestra historia y volver a repetirla de nuevo”, afirma.
VISIBILIDAD
Para Vilma uno de los aspectos cruciales de este trabajo es que puede hacer visible lo que pasa en su comunidad, las acciones y demandas de las mujeres, a quienes resalta, muchas veces no se les toma en cuenta y se les ve inferiores.
Además, añade: “Inclusive en el mundo de la comunicación se nos ve así por hacer este trabajo, pero no lo es y por eso me gusta hacer comunicación para demostrar que las mujeres sí podemos”.
ORGULLO
Vilma lleva en su corazón las palabras que su abuela le dice siempre: “yo creo que me puedo morir tranquila porque sé que hay alguien que va a luchar por estas mujeres que buscan que se hagan valer sus derechos y justicia”.
De todas las hermanas y primas, la comunicadora, es quien más se involucró y estableció un vínculo cercano con su abuela, por ello quiere que se sienta orgullosa de que sigue y seguirá su legado y la lucha que por años Celestina inició.
“Yo me siento feliz de saber eso, aunque a la vez es una gran carga y responsabilidad porque no me siento capaz de llegar a donde lo hizo ella, también hay mujeres de mi comunidad que me apoyan y se han convertido en pilares que tengo para continuar con esto”, asevera con una sonrisa.
UN FUTURO DE SUEÑOS Y METAS
Vilma quiere continuar concientizando e involucrando a más jóvenes y mujeres sobre el pasado, la actualidad y el futuro de la población indígena con el fin de accionar, hacer algo por la comunidad, el país y las generaciones que vienen.
No obstante, entre sus sueños también se implanta una meta personal que es fundar una escuela de comunicadoras exclusivamente para mujeres, y que estas puedan estudiar, saber y conocer técnicas de comunicación; no solo para ser un espacio de formación sino como un paso para ser un país y pueblos más libres.
Actualmente la comunicadora continúa pensando cuál es el mejor medio a utilizar para elaborar un documental que recopila la historia de su abuela durante el conflicto armado interno.
Por el momento quiere recordarle tanto a las mujeres y juventud que “debemos consolidar procesos comunitarios para nuestro buen vivir, y no solo ver qué pasa en las ciudades, sino también ver desde nuestras comunidades lejanas que está pasando”.