Una mujer con una sonrisa que se contagia, ella es Madeline Aldana, quien está a punto de cumplir 25 años, y que a pesar de las circunstancias que ha tenido que atravesar desde el primer día de su vida nunca perdió la esperanza de luchar por cumplir sus sueños y ser un ejemplo para todas las mujeres.
Estudiante y madre, Madeline platicó con LH Nosotras sobre su historia de vida que abarca una condición congénita, víctima de bullying y ser una madre soltera.
ESCOLIOSIS CONGÉNITA
Madeline nació con escoliosis, esto consiste cuando las vértebras forman una línea curva en lugar de estar en línea recta (como es regularmente), la columna de ella tenía la forma de una ‘S’.
“Conforme yo fuera creciendo esta se me iba a ir torciendo más; mi mamá se dio cuenta cuando yo tenía un año de edad y le dijeron que era necesaria la cirugía, pero mi mamá tenía mucho miedo la verdad porque era algo muy arriesgado, entonces se quedó para después”, comentó.
UNA ETAPA DE BULLYING
A raíz de la condición de Madeline, a partir de los cinco años, cuando ya asistía al colegio comenzó a sufrir de bullying, ya que sus compañeros no querían jugar con ella, diciendo que lo que tenía “se les iba a pegar”, inclusive le ponían apodos como “la torcida”.
Debido a la situación Madeline tuvo que cambiarse de escuela, y a pesar de estar de nuevo con el miedo de llegar a ser rechazada y discriminada por su condición y apariencia física, logró adaptarse al nuevo centro educacional.
“A mí la verdad me dolía mucho, porque lo que uno más quiere de niño es jugar con sus amigos, pero ellos me rechazaban por mi situación en la columna”, agrega que, “luego de eso mi mamá empezó a buscar ayuda en la Fundación Pediátrica de Guatemala, y ahí me ayudaron un montón con mis terapias y citas”.
Y como un rompecabezas las demás piezas se fueron uniendo.
LAS CIRUGÍAS Y RECUPERACIÓN
En la Fundación les recomendaron ir con el Club Rotario de Guatemala, la entidad apertura un espacio en un medio de comunicación, en el que Madeline y su familia pueden dar a conocer su caso y solicitar ayuda para recaudar la suma de dinero para sus cirugías.
Gracias a esto logran llegar a la suma necesitada y así es cómo se lleva a cabo su primera cirugía a los nueve años, otro apoyo del cual está muy agradecida es que el cirujano no cobró sus honorarios, ya que quiso apoyarla de esta manera.
“La verdad sí sentía mucho miedo porque yo sabía que tenía escoliosis, pero no sabía qué era, yo solo entendía que me iban a operar para que estuviera bien, pero nunca supe porqué en verdad eso me iba a beneficiar”, admitió.
En sexto primera cuando tenía 12 años, le fue realizada su segunda cirugía debido a que el hueso que inicialmente le injertaron no ayudó mucho, y este nuevo procedimiento era para mejorar esto; todavía contaban con fondos de la recaudación y nuevamente fue intervenida por el mismo cirujano.
“Algo que me pareció muy curioso es que en esa ocasión recibí una carta de todos mis compañeros de sexto primaria diciéndome lo mucho que me querían y lo mucho que me extrañaban, para mí eso fue bien lindo, porque yo creía que ellos no me apreciaban por como yo era, y ese detalle me gustó mucho”, narró recordando ese momento que le provocó una sonrisa.
En esta segunda intervención los médicos utilizaron 32 grapas en su columna, un proceso que fue demasiado doloroso y con una recuperación muy difícil, ya que las grapas se le encarnaron en la piel y al momento de retirarlas provocaba un dolor inmenso.
No obstante, todo lo vivido tiene una recompensa para ella, pues con esta segunda cirugía todo salió bastante bien, y conforme iba creciendo se notaba una diferencia y su columna ya no se iría torciendo como solían creer.
Madeline enfatizó: “Fue una gran ayuda porque incluso decían que yo no iba a poder realizar actividad física, tener una estatura normal y mucho menos iba a poder tener hijos, era algo bien incierto”.
UNA LUZ PARA SU VIDA
Por el tema de su apariencia física Madeline solía considerar que no tenía atributos favorables, por eso siempre usaba ropa que la cubriera mucho, ya que su espalda era una inseguridad que tenía. Sin embargo, en 2017 conoció a quien fue su pareja por varios años y padre de su bebé, quien tiene un año y medio y ha cambiado su vida por completo.
“Era una relación a distancia, al final no congeniamos como creíamos y cada uno decidió tomar su camino (…) cuando el papá de mi hijo no quiso estar conmigo quizá sí me dolió, pero al final entendí que tampoco íbamos a estar en un lugar donde no teníamos que estar y lo supe llevar bien”, añadió.
PANDEMIA Y FAMILIA
El embarazo de Madeline se dio en tiempo de pandemia, por lo que pudo seguir estudiando desde casa, no obstante, fue un reto para ella debido a su condición en la espalda, inclusive presentando amenaza de aborto los primeros meses de la pandemia fue algo que ayudó bastante, sin embargo, el reposo por esta situación sanitaria le fue de mucha ayuda ya que pudo pasar la mayor parte del tiempo en su casa.
Su familia siempre ha sido un apoyo incondicional, ahora que Madeline sigue trabajando y estudiando un técnico en educación especial y Licenciatura en Psicología, su madre es quien la apoya cuidando al bebé y con cosas que él necesite. Su papá y hermanos han sido una parte importante durante toda su vida de igual forma.
“Quisiera motivar a todas las mujeres, porque de verdad que a pesar de la situación o condición no se den por vencidas, una sola puede salir adelante, con la ayuda de Dios también y siempre hay que brillar y luchar por nuestros sueños”, finalizó, con la misma sonrisa con la que inició esta conversación.