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El término sororidad ha tenido más auge en los últimos años, una palabra que aparece constantemente en foros, redes sociales y blogs, y que a pesar de las diversas opiniones que existen cuanto a, se explica la existencia de la palabra como clave para la creación de redes entre mujeres en búsqueda de sociedades con igualdad de género.

En 2016, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) catalogó el término ‘sororidad’ como válido al comenzar a verlo muy presente en los medios de comunicación, pues empezó su uso en las noticias políticas y sociales.

Dos años después, la palabra fue incorporada de forma oficial a la academia encargada de la regularización lingüística entre el mundo hispanohablante la RAE que define es: “relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento”.

UNAMUNO Y “LA TÍA TULA”

Como bien hemos mencionado el término comenzó a utilizarse con mayor frecuencia en los últimos años hasta ser reconocido por quienes rigen el lenguaje en castellano, no obstante, la expresión se utilizó cuatro veces por Miguel de Unamuno en su novela publicada en 1921, “La Tía Tula”.

 

Texto en el que escribía: “(…) no es lo mismo, ni mucho menos, lo paternal y lo maternal, ni la paternidad y la maternidad, y por tanto es extraño que junto a ‘fraternal’ y ‘fraternidad’, de frater, hermano, no tengamos ‘sororal’ y ‘sororidad’, de soror, hermana. En latín hay sororius, a, um, lo de la hermana, y el verbo sororiare, crecer por igual y juntamente”.

Un precursor importante que ponía en tela de duda el término correcto para hacer alusión a la solidaridad entre mujeres en el idioma castellano.

SOLIDARIDAD ENTRE MUJERES

La palabra puede provenir de lo que en inglés se conoce como ‘sisterhood’, pero en Latinoamérica la pionera que usó del término es Marcela Lagarde, antropóloga mexicana que explica que es una forma de hablar sobre el apoyo mutuo entre mujeres para lograr un “poderío género de todas y el empoderamiento vital de cada mujer”.

Por lo que hace énfasis que la sororidad es una experiencia de las mujeres que busca la práctica de relaciones positivas y alianza existencial, política, cuerpo a cuerpo y subjetividad con otras mujeres, esto con el fin de eliminar acciones de opresión, discriminación por género y machismo.

 

Con esto, un punto importante que la autora busca es eliminar la idea de la “enemistad” histórica entre mujeres que a lo largo de los años las sociedades patriarcales han impuesto.

En una entrevista para BBC Mundo, la escritora Gabriela Wiener, explica de una forma sencilla que la sororidad es “la amistad entre mujeres que ni siquiera son amigas”.

De forma simple y sencilla la sororidad hace alusión a la solidaridad que existe entre mujeres, y con la cual luchan por el empoderamiento.

La Sorodidad fomenta el apoyo mutuo entre mujeres. Foto: La Hora.

“NO ES APOYO CIEGO”

También es cierto que diversas autoras expresan su preocupación ante el posible “mal uso del término”, como la columnista Catalina Ruiz-Navarro, quien dijo al mismo medio citado con anterioridad que es importante no confundir la sororidad con un «apoyo ciego» entre mujeres.

“La sororidad es entender que todas hacemos parte de un sistema que de una u otra forma nos complica y que nos aliamos para enfrentarlo, pero no que tengamos que ser mejores amigas o caernos bien entre todas”, argumenta Ruiz-Navarro.

 

UNA ACCIÓN CONJUNTA

Entonces la sororidad es una forma de actuar como colectivo, con personas que entienden y viven los mismos problemas, algunas más que otras en diversas dimensiones. Por eso la experta en liderazgo femenino, Leslie Morgan, menciona que esto supone una nueva forma de ver a las mujeres a nuestro alrededor; por medio de respeto, cuidado mutuo y crear redes para cambiar estructuras de poder.

Lo que permite la sororidad es crear espacios donde las mujeres (muchas veces por primera vez) se sienten comprendidas, apoyadas, identificadas e inclusive abrazadas.

Por lo mismo es un acto exclusivamente para el género femenino.

ELLAS OPINAN EN NOSOTRAS LH

Diversas lectoras compartieron con la sección cómo es que ejercen ellas la sororidad.

Ana, explica que ejerce su sororidad al apoyar a una amiga que se encontraba en una relación abusiva y violenta física y mentalmente, “creo que apoyar a una amiga luego de vivir una situación así es importante y uno de los mayores actos de sororidad porque incondicionalmente estás para ella y buscas su bienestar”.

 

Ejercer su sororidad para Krystha, es asumirlo como una práctica de todos los días, en todos los ámbitos de su vida, porque se siente responsable del testimonio que dirige hacia las demás mujeres que la rodean, por lo que todos los días procura contrarrestar, cambiar y deconstruirme en prácticas machistas inculcadas en todos los aspectos de su vida personal.

“Comentarios negativos dirigidos hacia mujeres o críticas destructivas, o malas prácticas de juzgar y correr chismes, creo que cada día intento ser mejor y no hacer cosas que por pequeñas que se vean realmente resultan siendo lesivas para mis compañeras. Las pequeñas actitudes de cambio para las mujeres en general, me hace sentir más cerca de la versión que quiero ser y de esa forma más sorora”, argumenta.

 

 

Para Sofía, la sororidad “no se trata de ser amigas o caernos bien o defendernos hasta lo indefendible, sino no juzgar a las demás por situaciones a las que se nos ha juzgado históricamente a las mujeres”, por ejemplo, menciona que no es juzgar a las políticas por su apariencia física o relaciones personales.

También en tener empatía, más allá de los sentimientos, de las situaciones que vivimos las mujeres en general y hacer todo lo posible por ayudar, añade.

Por su parte, Anyelica explica que actuar de forma sorora, se puede trasladar al “romper lazos” con un amigo o persona conocida que ejerce algún tipo de violencia sobre una amiga u otra chica, aunque contigo no sea así, “es como un apoyo mutuo, respeto y empatía entre todas”.

Diseño La Hora/María José Aresti