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Según varios expertos los estudios y parte académica de los niños conforman el mayor porcentaje de preocupación en las familias, la mayoría de las conversaciones del día entre sus integrantes giran en torno de, hasta el punto en donde estos llegan a monopolizar y focalizar la vida de los niños.

Es común que los padres de una manera bienintencionada quieran que sus hijos tengan éxito en las notas escolares, no obstante, muchas veces se dejan influenciar solamente por los números.

 

Esto lleva a que muchos quieren que su hijo sea el número uno en la clase, que tenga las calificaciones más altas, que tengan los mejores trabajos, pero al mismo tiempo se comienzan a generar en los padres todos estos sentimientos de inquietud, temor o miedo en los padres, característicos de la ansiedad.

Amelia, psicóloga clínica con área de atención en Parenting Guide, explica que hablando del rendimiento lo mejor es entender que todos los niños tienen habilidades distintas, son buenos en unas áreas, mientras que en otras necesitan refuerzo, sin embargo, lo que los padres generalmente hacen es enfocarse en las debilidades del niño, cuando lo que habría que hacer es focalizarse en la fortaleza.

“La fortaleza que se le facilita será la que le dará alegría al momento de llevarla a cabo, y ese positivismo y alegría lo ayudará en las áreas donde se es más débil”, afirma.

Los padres deben acompañar y ser los pilares de sus hijos para evitar consecuencias negativas. Diseño La Hora/Esteban Cardona

RECONOCER Y NO COMPARAR

De acuerdo con la psicóloga, como prioridad número uno destaca que es necesario reconocer que tu hijo tiene ciertas habilidades, y que habrá otras donde no le será tan fácil, pero que es parte de su desarrollo y está bien.

También es importante entender que al querer que tengan buenas notas, la competencia de tu hijo es él mismo, él es el parámetro que se debe usar como medida porque contra quien compite es contra él mismo, “el 100 de un niño, no es el 100 de otro niño”, por lo que realmente hay que considerar es que esté poniendo de su parte para obtener resultados esperados, y que el éxito es algo que se va creando por pasos.

“Si como papá y mamá tenemos más de un hijo, algo fundamental es aprender a celebrar los logros de cada uno de forma independiente, si yo sé que mi hijo se esforzó y la nota no fue la mejor a nivel de grupo, pero para él fue lo mejor yo debo celebrar como si fuera la nota máxima”, explica Amelia.

Otro punto importante para que los padres controlen la ansiedad de querer que su hijo o hija sea el número uno, es entender que no siempre el valor de la nota garantiza el éxito del niño. Ya que hay que pensar ¿qué podrá estar sacrificando él o dejando de hacer para llegar a ese grado de nivel académico?

Es valioso identificar como padres que, si mi hijo está sacrificando aspectos como el área social, emocional, el ejercicio físico, o la recreación por tener únicamente buenas notas no vale la pena, “realmente no estamos ganando, sino estamos perdiendo y sobre todo el niño”.

 

DISTINGUIR EL PROBLEMA

La psicóloga explica que es fundamental que como padres para aprender a gestionar esa ansiedad con los niños es importante identificar el problema, ya que es el primer paso para poder cambiarlo, y algo positivo en la actualidad es que los padres tienen una gran apertura para aprender y buscar el consejo profesional.

Otra pauta es que los padres identifiquen si los deseos de obtener ciertos resultados académicos por parte del hijo les está separando emocionalmente, es un momento importante para buscar ayuda tanto para el padre como para los hijos.

Esto puede crear en los niños sentimientos de frustración obstaculizando su avance. Diseño La Hora/Esteban Cardona

UNA ANSIEDAD QUE SE TRANSMITE A LOS NIÑOS

Que los padres tengan estrés y ansiedad no es algo que se queda muchas veces solo en ellos, sino que también se transmite a los niños y genera en ellos una serie de efectos.

“Un niño se ve como lo vieron sus papás de los 0 a 3 años, todos los mensajes que recibió en ese periodo de tiempo son como aprenderá a verse él mismo”, explica, por lo que es crucial mantener ideas de que puede lograrlo, intentarlo otra vez, que si se equivocó se puede seguir practicando, y esto ayudará a una construcción de una imagen positiva para él o ella.

 

De forma negativa transmitir este sentimiento hacia el pequeño hará que no se sientan suficientes, capaces o con un constante temor, la actitud de ansiedad o pedir una calificación para validar el niño conforme a la nota que recibe le dejará secuelas de baja autoestima, poca aceptación o sentimiento de no suficiencia.

Amelia expone que un ejemplo muy claro es cuando un padre arregla el trabajo del hijo porque el mensaje de esto es “no podés hacerlo bien, yo sí”, por lo que en lugar de eso se debe celebrar el esfuerzo que el pequeño realizó que le transmitirá confianza a seguir evolucionando y haciéndolo por su propia cuenta.

¿CÓMO IDENTIFICAR ESTA ANSIEDAD EN LOS HIJOS?

Para la experta es importante que los padres aprendan a utilizar las palabras, “es muy común que les digan a los hijos ‘estás nervioso’ o ‘estás ansioso’, y así es como ellos se comienzan a etiquetar de esta forma, pero eso no debería ser así”.

Ya que explica que no es lo mismo tener un grado de ansiedad, que un trastorno de ansiedad.

La Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) define la ansiedad como “una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos angustiantes y cambios físicos como el aumento de la presión arterial”. Mientras que un trastorno de ansiedad lo describen como una persona con “pensamientos o preocupaciones intrusivas recurrentes”. Cuando alcanza esta etapa, puede interferir con la función diaria.

Por ende, la psicóloga menciona que esto se puede identificar por medio de sensaciones físicas como dolor de cabeza o dolor de estómago, o si sus manos sudan y antes no lo hacían, y también por medio de actitudes como el rechazo constante a volver al colegio, un estado de ánimo bajo cuando vuelve de, o no recibir comentarios positivos sobre cómo se siente en el colegio; “si esto va más allá de dos o tres semanas es necesario poner atención y considerar ir con un especialista que enseñará a manejar la ansiedad o determinará si es un trastorno”.

Amalia destaca que es importante reconocer y trabajar esta ansiedad tanto en padres porque se puede manifestar en constante enojo, falta de paciencia, momentos de menos contactos afectivos con mis hijos, y es algo que se expande a toda la familia.

 

“Es valioso que los papás reconozcan que se puede modificar la emoción, y con esto podrá dar respuestas más calmadas a su hijo para que el mismo gestione la ansiedad que se maneja en él”, asevera.

Y por medio de identificar darán un pensamiento menos polarizado a los niños, es decir no solo existirá el blanco y el negro, sino que también el gris, y esto hará que todos los miembros tengan un pensamiento más flexible que les permita ver que habrá días malos, buenos, logros, fracasos, pero que todo se puede modificar por medio de la actitud que se tiene.

Nosotras LH siempre hemos reconocido el trabajo de crianza porque es algo que definitivamente no trae un manual de instrucciones o una guía y es una labor de equipo, por ende, también les invitamos a tomarse el tiempo para reconocer cómo apoyan y tratan el tema escolar con sus hijos, para tomar en cuenta lo cierto en la frase “una nota no te define”.