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Por Lourdes Arana
lcarana@lahora.com.gt

La palabra codependencia no existe en la Real Academia Española (RAE), sin embargo, es un término que se usa en psicología para definir la dependencia emocional que se desarrolla hacia una persona y que resulta ser poco constructiva. Se llega a “creer” que el sentimiento que existe es amor y se desarrolla la necesidad de estar con una persona para llenar vacíos que no se satisfacen de otra manera, sentir que su presencia es la única que se cree provee felicidad.

Existen estudios publicados que demuestran que esta codependencia en relaciones de pareja, resultan ser poco sanas, además, suelen terminar en abuso psicológico, emocional, físico y/o sexual. Hay una diferencia entre los términos dependencia y codependencia emocional. La primera, es la persona que debido a sus disfunciones personales depende de alguien más para ser feliz. La codependencia se considera la adicción a esa dependencia emocional que genera la pareja, es decir, la persona codependiente se vuelve adicta a esa dependencia, siendo controlador y manipulador silencioso buscando supuestamente el bienestar de su pareja.

La persona que está en una relación de dependencia emocional generalmente presenta autoestima baja, hay manipulación y chantaje, no existen límites, se tiene poca inteligencia emocional, son obsesivos y tienden a victimizarse.

Los expertos concuerdan en que la codependencia emocional impide a las personas que la padecen tomar decisiones por sí mismas, además, que es una problemática que afecta en su mayoría a mujeres, por el estilo de crianza al cual se está acostumbrado en el país, el cual limita la participación de las féminas en varios ámbitos.

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LA BATALLA CON LA CODEPENDENCIA ES TENER BAJA AUTOESTIMA

Para Adriana González, médico psiquiatra, la codependencia en una pareja se puede definir como una forma de apego mal sana, entre dos personas. En ese sentido expresó que la dependencia emocional es una forma de conducta que de alguna manera puede ser un desorden dependiendo de la intensidad, “en donde una persona necesita de la otra para ser feliz o para su bienestar tanto físico como emocional”.

“A veces nos preguntamos si existe una diferencia entre la dependencia emocional y la codependencia entre parejas y una precede a la otra, la dependencia emocional es un ingrediente esencial para que una persona llegue a ser codependiente del otro, pero ¿cómo es que empezamos a formular esta dependencia emocional en el transcurso de nuestras vidas?”, cuestiona la profesional.

El ser humano es dependiente por naturaleza, desde que nacemos, ciertas actitudes nos dicen que necesitamos de alguien para satisfacer nuestras necesidades, el problema está en cuanto damos el paso hacia la independencia y todavía nos aferramos a mantener esas actitudes más dependientes e infantiles.

Entonces, ¿Cuáles son las causas de la dependencia emocional? “Es un poco difícil tener una formulación exacta porque va a variar de persona a persona, pero sabemos que hay varios determinantes o factores que la predisponen a ser dependientes en la vida adulta, uno de ellos es la predisposición genética y de esto, hablamos que todos los seres humanos nacemos con un temperamento, hay algunas personas que son un poquito más intranquilas desde que son bebés que otras, hay personas que son más exigentes que otras y esto interviene en el temperamento como tal”, explicó González.

Adriana González, médico psiquiatra, explica cómo detectar signos relacionados a la codependencia.

El temperamento aunado con la forma de crianza son los primeros contactos con lazos cuidadores primarios, es en ese momento que se forma un apego, la introyección o la forma en que se considera qué es una relación; “la primera relación humana va a predisponer a las futuras relaciones humanas, entonces aquí hablamos de un ingrediente muy importante que es el apego que viene basado de una crianza”, añadió Adriana González.

“Se está hablando de una predisposición genética de alguna forma de crianza, luego se debe estar de atento a las experiencias humanas a las cuales las personas se van a exponer, todo esto va a contribuir en la autoestima, que es lo que consideramos que somos, el valor que nos damos y el dolor que creemos que otras personas nos dan, que muchas veces esto es como una de las batallas con la codependencia, que la persona no tiene una buena autoestima. De donde viene esa autoestima también está un poquito ligado y arraigado a esa dependencia emocional”, dijo la profesional.

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Las características de una persona que es codependiente, “es decir que tiene dependencia emocional sería la falta de valor que se da a sí mismo, no creer que tiene la capacidad de tomar decisiones, de tener un valor de equivocarse. Otra característica importante es que depende mucho de la validación del otro para sentir que está haciendo las cosas bien, una desproporción en su ansiedad respecto a si está haciendo algo bueno o malo, hay mucho miedo que precede a la toma de decisiones o a la toma de ciertas acciones y también hay una culpa inmensa cuando las cosas no salen bien o cuando la expectativa no se alinea con la realidad”, añadió González.

Las personas que padecen codependencia tienden a ser muy complacientes, sacrifican su propia integridad y también muchas veces aceptan cosas externas que podrían significar un abuso o una interacción en contra de la integridad de la persona.

Estas situaciones pueden derivar incluso en violencia. FOTO LA HORA/ARCHIVO

SE PUEDE LLEGAR A LA VIOLENCIA ENTRE LA PAREJA

Según la médico psiquiatra Adriana González, la codependencia muchas veces se relaciona con la violencia, siendo las personas que son codependientes víctimas de violencia intrafamiliar o violencia, “toleran mucho, están acostumbradas a complacer, entonces muchas veces permiten ciertas situaciones que consideran necesarias para poder comprobar que son valiosas para el otro, para sostener este tipo de relaciones que no quieren perder porque otra característica importante es un miedo profundo a estar solos, a que los dejen o a que los rechacen”.

Además, se crea esta minimización, “no siempre es violento”, “a veces es bueno conmigo”, se genera una forma de justificar que no todo es malo explicó González.

Cuando se empieza a evaluar un problema o un desorden en la personalidad de una persona que es dependiente se observa una dificultad en la toma de decisiones, ese es la primera señal que puede decir que existe un comportamiento fuera de lo normal, “le cuesta tomar ciertas decisiones, necesita que otra persona le diga que lo está haciendo bien o mal y presenta mucha ansiedad por qué no se tiene una decisión” resalta Adriana González.

La profesional comentó que este tipo de características se empiezan a notar en la adolescencia cuando ya la personalidad se está formando. “Cuando se da la responsabilidad del bienestar o la felicidad al otro o a algo externo, esa es una gran bandera roja donde se debería de cuestionar si realmente hay una necesidad o un deseo de que el otro opine sobre su vida y es ahí cuando ocurre una simbiosis en donde una persona se alimenta de la otra”.

La doctora González hizo la observación que la dependencia emocional es tratable, “recordemos que es una construcción que tenemos por la parte genética, la crianza, las experiencias, entonces conformamos ciertos paradigmas y principios por los cuales vivimos nuestra vida, por lo mismo no es un cambio inmediato fácil, ni una receta de cocina, porque es muy individual de las razones por las cuales llegamos a tener estos miedos al sufrimiento, a la incertidumbre a cosas que son inevitables en la vida, se dice de pronto que estamos mal educados en lo que debería de ser la vida”.

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Muchas veces el ser humano se queda en una zona de confort y es importante reconocer que eso no quiere decir que se está cómodo, “yo me quedo aquí porque yo sé que esperar, sé que hoy estoy triste y mañana voy a estar triste también”, muchas veces en dicha zona de confort hay una incomodidad permanente, destacó.

Para salir de esta situación, primero se debe estar consciente y reconocer que se tiene un problema, que la forma en que se está actuando no está funcionando, pero se quiere lograr un objetivo, paz, felicidad, amor o conciencia y se debe actuar para hacer algo diferente.

“A veces no está en nosotros si no se debe buscar ayuda profesional para cuestionar, para reflexionar y buscar herramientas para buscar otros medios de acción ateniéndonos a que si nos va a ayudar mucho. A veces el cambio es doloroso, que es lo que a veces se busca evitar como seres humanos y estamos acostumbrados a que debemos escapar de todo lo que lo provoca, muchas veces para encontrar el sentido de las personas requiere de momentos dolorosos como este tipo de llamados a la conciencia”, resaltó González.

Para que una persona empiece a reconocer que tiene una dependencia emocional, lo primero que se debe tener es compasión, destacó, “a veces somos muy duros con nosotros mismos, nos basamos en la opinión del otro y el ser humano es muy fácil para juzgar, para criticar, para decir que hacer y muchas veces no sabemos en el mundo en el que se ha sumergido una persona de forma individual”.

*No se pierda mañana la segunda parte de este reportaje, en el cual la doctora Gretel Samayoa, psicóloga clínica, ampliará detalles de este tema. 

La palabra codependencia no existe en la Real Academia Española (RAE), sin embargo, es un término que se usa en psicología para definir la dependencia emocional que se desarrolla hacia una persona y que resulta ser poco constructiva. Foto La Hora/Carlos López Ayerdi
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