Foto: Cortesía
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Por Ana Lucía González
agonzalez@lahora.com.gt

Las manos de María “Chiqui” Ramírez manejan con destreza las pequeñas piezas de mosaico que va uniendo en formas y colores hasta lograr originales obras de cerámica. Un arte que le ha permitido encontrarle sentido a las horas que permanece en casa debido al encierro.

En los últimos meses, ha repartido su tiempo en su taller en la Costa Sur y en la capital, donde ha producido aisladores para trastos calientes, mesas, marcos de espejo, colgadores de llaves, cubiertas de cajas de madera, entre otros.

El taller, conocido como Mosaicos Tz’unun (Colibrí), presenta una serie de piezas, no solo útiles, sino también estéticas, originales y de larga duración para la decoración del hogar. Si busca un regalo diferente para el Día de la Madre, aquí una opción.

María Ramírez elabora piezas por medio de arte mosaico en donde une formas y colores hasta lograr obras de cerámica. Foto: Cortesía

TERAPIA ARTÍSTICA

Ramírez tiene inclinación por el arte desde pequeña. Se ha especializado en la cerámica, pero durante los años que vivió en Toronto, Canadá, se inscribió en una academia de mosaico. A su regreso a Guatemala, durante su jubilación, se dedicó a buscar las “teselas o venecitas” para mejor la técnica de este arte.

Gracias a unos amigos, consiguió importar los mosaicos de vidrio tipo veneciano de México. Se trata de piezas de 2×2 centímetros. Fue entonces que puso manos a la obra. “Es una terapia tremenda”, admite. Conlleva un proceso de albañilería, los detalles para cada pieza requieren de un cemento y tijeras especiales y pulido de los bordes para el acabado final.

Aunque aprendió este oficio hasta la adultez, “Chiqui” no olvida que a sus 17 años durante un viaje a la Unión Soviética, durante una visita en el Museo del Hermitage, le impresionó ver los pisos en mosaico que parecían pinturas. “No había visto algo semejante”, confiesa.

Para “Chiqui”, el artista siempre buscará diferentes formas de expresión. De momento se queda con la posibilidad de poder dejar su mente en blanco, mientras se enfoca en la pieza que la ocupa en este momento.

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ARTE MILENARIO

La combinación de pequeñas piezas de vidrio, marfil, conchas o piedras de colores sobre una superficie ha sido un arte que ha cautivado a lo largo de la historia. Algunos ejemplos se encuentran en los templos de Mesopotamia en el siglo III a.C. Esta técnica se apreciaba por su durabilidad y resistencia.

Se continuó con la técnica en la antigua Grecia y Roma, con hallazgos importantes en la ciudad de Pompeya, el imperio bizantino. Como también se han encontrado referencias en civilizaciones de Oriente Medio.

En las Américas, ya en el siglo XX, los muralistas mexicanos incursionaron con esta técnica alrededor de los años 1920. El auge de su uso dio lugar para que algunos mexicanos se lanzaran a fundar fábricas de mosaico en vidrio para abastecer a los artistas de aquella época.

El arte que practica María Ramírez ha cautivado a lo largo de la historia. Foto: Cortesía

SU TRAYECTORIA

• Estudió Artes Plásticas en la Universidad Popular. Aprendió variedad de técnicas como talla en madera, piedra, cerámica, dibujo a mano alzada. Uno de sus maestros fue Juan Antonio Franco.
• Autora de obras como: “La llave” (2009) e “Invocaciones a las 20 energías del mes maya” (2018).
• Contadora del tiempo maya y guía espiritual de Waxaq’ib.

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