Boris Johnson como próximo líder del Partido Conservador y primer ministro británico. Foto la hora: Mary Turner/Pool via /Ap.
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Por PAN PYLAS
LONDON
Agencia (AP)

La confirmación de Boris Johnson como próximo líder del Partido Conservador y primer ministro vuelve más confusas y posiblemente peligrosas las perspectivas para la economía británica.

Con la abrumadora victoria de Johnson sobre Jeremy Hunt, crecen las probabilidades de que Gran Bretaña salga de la Unión Europea el 31 de octubre sin un acuerdo de salida, una perspectiva que podría trastornar inicialmente la economía antes de empezar a mostrar sus posibles beneficios, según reconocen hasta los partidarios más acérrimos del Brexit.

La mayoría de los economistas piensan que un Brexit sin acuerdo será mucho más perjudicial.

Para ese caso se pronostica una profunda recesión. Nadie sabe si será tan profunda como la que siguió a la crisis financiera global más del 6%, pero casi todos los economistas coinciden en que se perderán empleos y que las arcas públicas sufrirán.

En concreto, un Brexit sin acuerdo significa que el 1 de noviembre se aplicarán aranceles al comercio de mercaderías entre el Reino Unido y los 27 países que permanecen en la UE. Habrá otros obstáculos al comercio, incluido el de servicios financieros, que es crucial para el país. Además habrá restricciones al movimiento de personas, la aduana y las normas regulatorias. Gran Bretaña enfrentaría la perspectiva de quedar fuera de los acuerdos comerciales logrados por la UE a lo largo de los años, incluidos los más recientes con Canadá, Corea del Sur y Japón, que constituyen alrededor del 11% del comercio británico.

Richard Branson, el fundador del Virgin Group, cree que será un desastre, hasta el punto que el valor de la libra caerá al nivel del dólar por primera vez en la historia. La libra ha caído más de un 10% desde el día siguiente al referendo que aprobó el Brexit en junio de 2016: valía 1.5 dólares entonces, comparado con 1.2450 en la actualidad.

Aunque una salida sin acuerdo perjudicaría a ambas partes, Gran Bretaña se llevaría la peor parte, ya que sus exportaciones a la UE constituyen el 13% de su PIB, comparado con el 2.5% del de la UE.

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