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Por Michael Donhauser y Andreas Hoenig
Washington
AGENCIA/dpa

Bajar los impuestos, crear millones de puestos de trabajo y reducir las leyes de protección del medio ambiente: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió muchas cosas. El magnate ha intentado dar algunos pasos en política económica en los primeros 100 días de su legislatura, pero se ha topado con muchos muros.

El mayor miedo es que Trump aísle económicamente a su país con su política de «Estados Unidos primero», con aranceles a productos extranjeros como vehículos e infligiendo grandes daños a la economía mundial.

Esta es la situación en los principales ámbitos económicos:

COMERCIO: A pesar de los llamamientos a la moderación procedentes de todo el mundo, Trump continúa en el camino del aislamiento. Estados Unidos se defenderá más que nunca de las prácticas comerciales injustas, dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en la última reunión del Fondo Monetario Internacional. En otras palabras, Estados Unidos quiere fijar las reglas.

Apenas tres días después de llegar a la Casa Blanca, Trump firmó la retirada de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), del que forman parte 12 países, entre ellos México, Chile y Perú.

Tras meses de tensiones en materia comercial con México y Canadá, el miércoles Estados Unidos y sus vecinos acordaron renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta o TLCAN). El anuncio lo hizo la Casa Blanca para salir al paso de informaciones que apuntaban que el Gobierno planeaba retirarse por completo del tratado.

El tono utilizado con China se ha suavizado, ya que el país necesita a Pekín para solucionar el conflicto con Corea del Norte.

MONEDA: Trump teme la fuerza del dólar. Si este se sigue revalorizando frente a importantes divisas como el euro o el yuan chino, las exportaciones estadounidenses podrían seguir encareciéndose. Por eso, el presidente pide precaución al banco a la Reserva Federal en la subida de tipos de interés, pues esto podría impulsar aún más al dólar. El Gobierno ha evitado últimamente criticar a China y Alemania, países muy exportadores, por beneficiarse presuntamente de esa situación.

SANIDAD: El sistema sanitario supone un sexto del producto interno bruto del país, un gran porcentaje. En este ámbito Trump no consigue avanzar. Su predecesor, Barack Obama, creó un sistema, el «Obamacare», que aunque no es óptimo, si se eliminara crearía problemas de abastecimiento y acabaría con puestos de trabajo. Su proposición para sustituir el «Obamacare» está cada vez más diluida y parece poco probable que sea aprobada en el Congreso.

ENERGÍA Y CLIMA: Trump anunció a finales de marzo un cambio radical de la política medioambiental. Quiere modificar, suavizar o anular normativas clave para la protección del clima, lo que afecta por ejemplo a las emisiones de CO2.

Esta idea tiene una buena acogida sobre todo entre la castigada industria del carbón estadounidense. Sin embargo, los expertos dudan de que realmente se pueda crear mucho empleo en esta industria, como prometió Trump, teniendo en cuenta el rápido cambio que está sufriendo el mercado energético.

Trump ha sido muy criticado internacionalmente por su apuesta por los combustibles fósiles, pero de momento Estados Unidos no ha decidido salir del Acuerdo de París sobre la protección del clima. De hecho, últimamente se han elevado cada vez más voces en contra, tanto dentro del Gobierno como entre las grandes empresas del país.

IMPUESTOS: El presidente quiere que sobre todo las empresas y los trabajadores con ingresos medios y bajos paguen menos impuestos y también simplificar el sistema fiscal. Además quiere dar un giro en los impuestos a los ingresos de las empresas estadounidenses en el extranjero.

La Administración presentó el miércoles las claves de la reforma fiscal, que tiene el objetivo de reactivar la economía y crear empleo. Sin embargo, su aplicación podría tardar meses, puesto que debe ser aprobada en el Congreso.

Tampoco está claro cómo se compensará la pérdida de financiación que supone la reforma. La planeada bajada de impuestos afectaría en gran medida al presupuesto estadounidense, ya de por sí escaso. El instituto «Tax Policy Center» pronostica una reducción de los ingresos de cuatro billones de dólares en 20 años.

Por el momento, no aparece en las propuestas de financiación un polémico impuesto según el cual se gravarían las importaciones y se eximiría a las exportaciones estadounidenses.

INFRAESTRUCTURA: Trump ha prometido enormes inversiones, en concreto, un billón de dólares para carreteras, puentes, túneles y aeropuertos, ya que la infraestructura está en muy mal estado en grandes partes del país. Sin embargo, hasta ahora no ha tomado ninguna medida.

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