Max Homa le da un beso al trofeo en el green de práctica tras ganar el orneo Genesis Invitational en el club de golf Riviera Country Club en Los Ángeles. Foto La Hora: Ryan Kang/AP

Por DOUG FERGUSON
LOS ÁNGELES
Agencia (AP)

Ganar en Riviera había sido el sueño de Max Homa desde que asistió por primera vez al torneo de la Gira de la PGA siendo niño. Nunca hubiera podido predecir un final como el de ayer en el Genesis Invitational.

Homa falló un decisivo golpe para birdie a 90 centímetros (tres pies) del hoyo 18 que le habría dado la victoria. En el primer hoyo del playoff parecía no tener posibilidades de triunfo cuando su tiro inicial quedó a centímetros de un árbol. Pero de alguna manera lo superó y extendió el playoff, que ganó en el siguiente hoyo cuando Tony Finau no logró conseguir un par desde la trampa en el hoyo 14 de par tres.
Así como fue doloroso para Finau -que tiene 10 subcampeonatos a nivel mundial desde su único triunfo en el Abierto de Puerto Rico hace cinco años- Homa desbordó emoción.

Creció a unos 48 kilómetros (30 millas) de Valencia, idolatrando a Tiger Woods, el anfitrión del torneo que le entregó personalmente el trofeo. Casi deja ir el gane con un golpe de tres pies, pero se llevó su segundo triunfo de la Gira de la PGA.

«He seguido este torneo toda mi vida», indicó Homa, quien aguantó la emoción antes de decir. «Increíble. No creí que sería de esta manera… la ciudad de los campeones —Dodgers, Lakers y ahora yo. Es una sensación extraña».

Homa no sólo terminó con una ronda de cinco bajo par y 66 golpes, sino que disputó los últimos 26 hoyos sin un solo bogey.

Parecía que sería un final de ensueño para Homa después que Sam Burns, que había mantenido el liderato desde la primera ronda, cometió una serie de bogeys en los últimos nueve hoyos.

Ayer se completó la tercera ronda tras una demora de cuatro horas por los fuertes vientos en un campo duro que hizo que el marcador promedio fuera de 73,34.
La última ronda fue menos hostil.

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