Por JEROME PUGMIRE
MUGELLO, Italia
Agencia (AP)
La carrera número 1.000 de Ferrari en la Fórmula Uno no es causa de festejo en Italia. Es fácil entenderlo, dado que la escudería ha tocado fondo con un monoplaza que empeora cita tras cita.
Por primera vez durante esta temporada alterada por la pandemia, se permitirá que algunos aficionados presencien desde el graderío el Gran Premio de la Toscana. Es muy improbable que atestigüen algún éxito de Ferrari el domingo.
Las penurias de la escudería quedaron perfectamente ejemplificadas el fin de semana pasado, cuando ninguno de sus dos bólidos finalizó la competición. En 70 años, Ferrari no había tenido un peor desempeño en Monza, la carrera que se realiza en su propia casa.
Un fin de semana antes, la situación no fue mucho mejor. Los autos de Ferrari fueron 13ro y 14to en el Gran Premio de Bélgica en Spa, con más de un minuto de rezago respecto del ganador Lewis Hamilton.
Sebastian Vettel, cuatro veces monarca mundial y el piloto al que Ferrari contrató en 2015 para darle su primer título desde que Kimi Raikkonen se coronó en 2007, está actualmente en el 13er sitio del campeonato. En ocho carreras, el alemán no ha finalizado una vez entre los cinco mejores. Ha quedado en el décimo sitio o más abajo cuatro veces, y se ha quedado sin terminar dos carreras.
Su compañero Charles Leclerc ha subido dos veces al podio y marcha séptimo en la temporada.
A Vettel no se le ofreció un nuevo contrato para la próxima temporada. Ayer, anunció que se incorporará a Racing Point, ocupando el lugar del mexicano Sergio Pérez.
«Las últimas semanas y meses han sido de bastante intensidad para mí, estoy en una situación diferente y nueva», reconoció Vettel, quien ha ganado 53 carreras.
Añadió que había contemplado la posibilidad de retirarse al final del año.
Ferrari le dejó claro a Vettel que sus servicios no serían requeridos ya. Ni siquiera le ofreció un acuerdo más allá de 2020, mientras que Leclerc había suscrito ya un convenio que abarca hasta 2024.
