Por ROB HARRIS
LIVERPOOL, Inglaterra
Agencia (AP)

La espera ha concluido, después de 30 años. Liverpool es otra vez campeón de Inglaterra.

Los Reds aseguraron su primer título desde 1990 el martes, cortando la sequía sin que sus jugadores estuvieran siquiera en la cancha.

En vez de ello, la corona quedó conquistada cuando Chelsea derrotó 2-1 al Manchester City, que es segundo de la tabla. El resultado implica que nadie puede alcanzar ya a Liverpool, con siete fechas restantes.

Para la ciudad de Liverpool, esta fiesta tardó tres décadas en realizarse. Sin embargo, las restricciones actuales por la pandemia de coronavirus significan que los aficionados no podrán reunirse en grandes números para celebrar.

Unas cuantas decenas de seguidores estaban frente a Anfield cuando sonó el silbatazo final en Stamford Bridge, lo que desató un festejo con bengalas y cánticos.

«Es un gran momento. Estoy totalmente abrumado», manifestó el técnico Jürgen Klopp, al borde de las lágrimas, durante una videoconferencia con Sky Sports. «Nunca hubiera pensado sentirme así. No tenía idea».

Tras una campaña dominante que se interrumpió por la emergencia de salud, Liverpool es el equipo que se ha coronado en Inglaterra con más fechas faltantes para concluir la temporada. Paradójicamente, ningún equipo había conseguido el título tan tarde en el año.

Desde 1888, cuando se estableció el sistema actual de liga, ningún club había obtenido el cetro con siete fechas por realizarse. Y ninguno se había coronado en la Premier en junio.

El título parecía seguro desde diciembre, cuando el conjunto dirigido por el alemán Klopp había tomado ya una ventaja considerable, merced a un estilo veloz y ofensivo que le ha redituado 28 victorias en 31 compromisos.

Pero por algún tiempo, pareció que el coronavirus se interpondría en el logro de los Reds.

Liverpool tenía 25 puntos de ventaja en marzo, cuando la liga se paralizó abruptamente. El país entró en cuarentena, para evitar la propagación del padecimiento COVID-19.

Y entonces, la posibilidad de que la campaña se diera por concluida, declarando desierto el campeonato, se convirtió en una pesadilla recurrente para los seguidores del Liverpool, a medida que aumentaba la cifra de muertos en Gran Bretaña y los clubes no se ponían de acuerdo en una estrategia para reanudar la campaña, en medio de la peor emergencia del país desde la Segunda Guerra Mundial.

El domingo, Liverpool volvió a la cancha. Empató sin goles ante el Everton en el derbi de Merseyside, lo que postergó la coronación.

No por mucho tiempo.

El conjunto de Klopp redescubrió su poder ofensivo el miércoles, vapuleando 4-0 a Crystal Palace en un desierto Anfield.

Manchester City necesitaba ganar para posponer la coronación al menos unos días. En vez de ello, el club entrenado por Pep Guardiola cayó y vio cortada su racha de dos títulos consecutivos.

«Liverpool ha jugado cada partido como si fuese la última oportunidad de su vida», recalcó el técnico del City, Pep Guardiola. «Y quizá nosotros no encontramos ese momento, sobre todo en situaciones clave durante la primera parte de la temporada».

En 2016, un gol postrero de Eden Hazard dio al Chelsea un empate frente al Tottenham para que Leicester consiguiera el campeonato más sorpresivo en la historia del fútbol inglés.

Ayer, fue un penal convertido a los 78 minutos por el brasileño Willian lo que dio el triunfo a los Blues y desató el júbilo en Liverpool.

Christian Pulisic, el estadounidense llevado a Europa por Klopp en 2015, cuando dirigía al Borussia Dortmund, dio la ventaja a Chelsea a los 36 minutos. Kevin De Bruyne hizo el empate transitorio.

Así, Chelsea convirtió en un hecho el campeonato tan huidizo para Liverpool, un club que estuvo en cambio acostumbrado a arrasar con la liga inglesa en las décadas de 1970 y 80.

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