La silueta de una bicicleta antes del arranque de la carrera del Tour de Francia del 2019. Foto la hora: Christophe Ena/AP.

Por JOHN LEICESTER
PARÍS
Agencia (AP)

Con cada golpe de pedal, los ciclistas en el Tour de Francia este año treparán hacia aturas desconocidas.

Por primera vez en sus 16 años de historia, el Tour que arranca mañana tendrá ascensos en montañas que rebasan los 2 mil metros (6.500 pies). Ese asalto a las altitudes casi seguramente resultará decisivo para decidir el ganador de la competencia.

El enrarecido aire de las montañas, con menos oxígeno, desatara una cadena de reacciones fisiológicas, hasta el nivel celular, en os adoloridos cuerpos de los ciclistas y les robará fuerza en su pelea por no rezagarse en los picos de los Alpes y los Pirineos.

Sus pulmones jadearán, respirando trabajosamente y rápidamente para tratar de compensar por la baja en la presión del aire. Sus corazones bombearán más rápidamente, para aumentar el flujo de glóbulos rojos a los pulmones para que puedan recoger más precioso oxígeno y llevarlo a los músculos.

Los tazones de pasta que los ciclistas devorarán y los gels de energía que llevarán con ellos serán consumidos más rápidamente a medida en que sus cuerpos trabajan más duramente para descomponer carbohidratos y azúcares, para impulsarse cuesta arriba en laderas demasiado elevadas e inhospitalarias para que crezcan árboles.

Y en el proceso de generar más energía con menos oxígeno, sus células expulsarán cada vez más ácido láctico, haciendo arder los músculos e interfiriendo con su capacidad de mantener girado los pedales.

Al incluir esas alturas en el Tour de este año, los organizadores esperan evitar una carrera predecible y mantener la identidad del eventual ganador incierta el mayor tiempo posible, quizás hasta el final de los Alpes, el día antes de que el Tour llega a París el 28 de julio.

Las dos últimas etapas de montaña, a las estaciones alpinas de esquí de Tignes y Val Thorens, tienen cierres cuesta arriba consecutivos por encima de 2 mil metros. El otro cierre en gran altitud es en la 14ta etapa en los Pirineos, subiendo el paso Tourmalet pass, a 2 mil 115 metros.

La 18va etapa, primera en los Alpes, también será brutal, con una sucesión de tres subidas hasta más de 2 mil metros, en el paso Galibier, a 2 mil 642 metros.

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