Moscú
DPA

A base de goles a balón parado, el Mundial de Rusia puso sobre la mesa el debate: ¿está agotado el fútbol de posesión como arma para alcanzar el éxito?

España y Alemania se proclamaron campeonas del mundo en 2010 y 2014, respectivamente, agarradas a la pelota. Cierto es que los análisis serían radicalmente diferentes si España hubiera perdido aquellos cuartos ante Paraguay en los que estuvo en el alambre o si Alemania no hubiera batido a Argelia en la prórroga de los octavos.

Pero el fútbol de los centrocampistas como actores principales no era sólo cosa de selecciones. El Barcelona marcó la pauta durante los años de Josep Guardiola y en las temporadas posteriores se nutrió de lo que salía de las botas de Sergio Busquets, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y, sobre todo, un Lionel Messi con tanto gol como el mejor de los delanteros y tanta visión como el mejor de los medios.

En Rusia 2018 ese modelo pareció agotado. Francia se impuso en la final a Croacia por 4-2 con 39 por ciento de posesión. Alemania cayó en la fase de grupos y España dijo adiós en octavos en un partido que dejó una estadística para el recuerdo: conectó mil 029 pases, récord histórico para un partido mundialista, y el único gol que metió fue obra del ruso Sergey Ignashevich en propia meta.

«El juego de posesión que caracterizó durante años a España y a Alemania ya no conducen automáticamente al éxito. Ahora hay que hacer cambios de ritmo más a menudo», consideró el ex futbolista alemán Lothar Matthäus en una columna para la agencia dpa.

Cambios de ritmo o conseguir más córners y faltas a favor en zonas de peligro. El Mundial ha registrado 71 goles a balón parado (de un total de 169), todo un récord, superando de largo los 62 que hubo en 1998. Entre cuartos, semis y final se marcaron 16 tantos y diez de ellos llegaron en ese tipo de jugadas.

Los reyes del balón parado fueron los ingleses, que marcaron así nueve de sus 12 goles. Hasta ahora, el récord lo tenía la Portugal de Eusebio en 1966 con ocho tantos. «Empleamos mucho tiempo en estudiar las jugadas a balón parado. Las analizamos hasta el más mínimo detalle: quién se mueve hacia dónde y quién bloquea a quién», explicó el centrocampista Ruben Loftus Cheek.

Pero, ¿por qué hay tantos goles a balón parado? Según el panel de expertos de la FIFA, hay varias razones: que es más fácil defender que atacar, que las selecciones «pequeñas» basan cualquier opción éxito en la organización y la cautela, y que el videoarbitraje ha hecho que los defensas no sean tan agresivos en los balones aéreos por temor a posibles penales.

«Hemos observado que las líneas del centro campo y la defensa estaban muy juntas. Incluso jugadores como Messi o Neymar tenían problemas para atravesar defensas tan organizadas», advirtió el ex futbolista Marco van Basten, miembro del grupo de estudio táctico de la FIFA.

«Normalmente uno tiene buenos jugadores que se mueven entre líneas y tienen la creatividad o la técnica para marcar la diferencia», advirtió Van Basten. «Pero hoy es casi imposible meterse entre líneas porque hay diez jugadores muy juntos, que se mueven además de lado a lado o de arriba a abajo. Es difícil encontrar espacios».

«Una nueva era», proclamó el diario «El Mundo», que se preguntó si este Mundial suponía una «evolución» o una «involución».

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