Buenos Aires
DPA

Un escándalo extradeportivo puso en jaque a Jorge Sampaoli y podría costarle caro, justo cuando atraviesa el momento más tranquilo desde que asumió como técnico de la selección argentina de fútbol y se enfoca en la planificación del equipo de Lionel Messi para el Mundial de Rusia 2018.

Sampaoli insultó la madrugada del domingo a los inspectores de tránsito que detuvieron el automóvil en el que viajaba junto a otras siete personas en su ciudad natal, Casilda, tras la boda de su hija Sabrina.

«Me hacés caminar dos cuadras (200 metros), boludo. Cobrás 100 pesos (5,50 dólares) por mes, gil (estúpido)», fueron algunos de los insultos que expresó el seleccionador, según prueba un video que se viralizó a través de las redes sociales. Mientras daba algunos pasos en falso, sus acompañantes lo alejaron de los agentes de tránsito para evitar que la situación se agravara.

El escándalo escaló de tal forma que el entrenador pidió disculpas, primero a las autoridades de Casilda, una pequeña ciudad en la provincia de Santa Fe a 335 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, y después públicamente a través de un comunicado que difundió ayer la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

«Me siento totalmente arrepentido», dijo. «Bajo ningún punto de vista, yo entiendo que una persona es lo que gana. El salario no representa las cualidades ni el valor de ningún ser humano. Así como lo que dije no se encuentra en mis valores, pedir disculpas sí. Así que pido perdón a la sociedad por este mal ejemplo», declaró cuando la polémica ya había estallado y generaba fuertes reacciones.

«Papelón», «La vergonzosa actitud de Sampaoli con un agente de tránsito», escribió ayer el diario «Clarín». «La reacción más insensible y poco doctoral de Sampaoli», sostuvo «La Nación». Las reacciones fuertes contra las autoridades no llaman demasiado la atención en Argentina, excepto cuando las protagonizan personalidades públicas con amplia llegada en la opinión pública. Y el puesto de seleccionador de fútbol tiene un alcance masivo.

«Lo peor, en todo caso, es el contenido. Ese ‘cobrás cien pesos por mes’ dicho despectivamente, amparado en un diferente estatus económico de quien firmó un contrato por casi dos millones de dólares anuales con la AFA», advirtió «La Nación». El periódico remarcó que es «llamativo sobre todo porque muestra un Sampaoli alejado de la sensibilidad social, algo que siempre se preocupó por transmitir y que hasta generó mucha adhesión a nivel político».

«En países que funcionan de forma diferente a la Argentina, Jorge Sampaoli sería hoy ya un desocupado», advirtió «La Nación».

El escándalo tuvo además enorme repercusión en medios internacionales, en particular en Chile y España, donde Sampaoli se desempeñó como entrenador de la selección y del Sevilla, respectivamente.

En Argentina, Sampaoli se convirtió hoy en la principal tendencia en Twitter, con varios reclamos de que dé un paso al costado en la selección nacional.

«Perdió toda autoridad moral. Si no renuncia, lo tienen que echar», escribió un usuario. Otro advirtió que «un DT como Sampaoli que no tiene el equilibrio emocional como para pasar un control de alcoholemia e insultar de ese modo a los policías que hacen su trabajo no puede ser técnico de la selección que va al Mundial». «La AFA lo debería remover ya mismo», añadió.

El tema también llegó a la política. El senador oficialista y exministro de Educación argentino Esteban Bullrich aseguró ayer que «claramente no es un buen ejemplo lo que hizo Sampaoli».

Sampaoli, de 57 años, asumió la dirección técnica de la selección argentina el 1 de junio, cuando restaban sólo cuatro partidos de las eliminatorias sudamericanas y la «albiceleste» tenía muy complicada su clasificación a Rusia.

A partir de ahí, se concentró en tratar de armar un proyecto que le devuelva la identidad al conjunto argentino y lo dote de un sistema de juego que le permita redimirse en Rusia de la decepción que sufrió en Brasil 2014, cuando perdió la final ante Alemania en tiempo suplementario.

Todo era ilusión y confianza hasta esta Navidad, en la que su reacción dejó al descubierto una faceta de Sampaoli que los argentinos no conocían.

 

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