Estambul
DPA

La tensa situación política en Turquía tras el atentado terrorista en el aeropuerto de Atatürk y el intento de golpe de Estado ha afectado mucho también al futbol del país, sobre todo en Estambul, ciudad donde se encuentran la mayor parte de los grandes clubes turcos.

Hace tan sólo dos meses el alemán Mario Gómez y el argentino José Ernesto Sosa celebraban el primer título liguero del Besiktas desde 2009. Los futbolistas fueron artífices de la gran actuación de las «águilas negras». El alemán acabó la temporada con 26 goles mientras que el centrocampista argentino se convirtió en el mayor asistente de la Liga turca con 12 pases de gol y siete tantos.

A día de hoy el futuro de ambos futbolistas está lejos del campeón turco. Gómez anunció la semana pasada que no seguiría «por la situación política del país». Previamente, Sosa había expresado su deseo de marcharse en las redes sociales. «La razón es que mi mujer tiene miedo de vivir en Estambul y yo me preocupo por mis hijas», escribió el ex del Atlético de Madrid.

No obstante, existen jugadores como el alemán Lukas Podolski que mantienen la idea de seguir jugando en Turquía. «No he pretendido otra cosa», aseguró el delantero del Galatasaray, que fue máximo goleador del equipo la pasada temporada. «Que los medios especulen, yo solo quiero volver al terreno de juego y jugar», dijo el internacional alemán.

En otros equipos grandes turcos como el Fenerbahce o el Galatasaray también ha habido jugadores que han puesto en duda su continuidad.

«No voy a mentir. He estado pensando sobre si mi cambio a Turquía fue un error», dijo el central eslovaco Martin Skrtel, que acaba de ser transferido del Liverpool al Fenerbahce.

También el holandés Ryan Donk aseguró haberse planteado dejar el país. «Es la primera vez que vivo algo así», explicó el jugador del Galatasaray.

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