Las justas olímpicas se acercan y la llama olímpica estará encendida el martes en la antigua Olimpia, como paso previo al inicio de un recorrido que la llevará de la Acrópolis a la Polinesia Francesa, antes de llegar a la gala capital.
El presidente francés, Emmanuel Macron, detalló este lunes los planes alternativos para la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, la que podría llevarla a limitarla en el espacio o hacerla en el Estadio de Francia, aunque se mostró convencido de que podrá realizar una ambiciosa ceremonia en el río Sena, pese a la amenaza terrorista.
El anhelado evento se instalará en la ciudad del romance, del 26 de julio al 11 de agosto, con la promesa de generar un impacto social positivo y una dualidad económica ante el incremento del factor turismo, teniendo como objetivo que el acontecimiento sea más deseable.
Los detractores cuestionan su importancia en un mundo que lidia con el calentamiento global y otras emergencias. Posibles ciudades aspirantes para albergar los Juegos se espantaron tanto que París y Los Ángeles acabaron como las últimas candidatas en 2017, cuando el Comité Olímpico Internacional les otorgó las sedes de 2024 y 2028, respectivamente.
Por primera vez desde la pandemia de Covid-19, el evento podrá tener lugar sin restricciones y con espectadores y se espera la presencia de unos 600 mandatarios en la ceremonia de encendido del fuego olímpico.
La comitiva estará encabezada por la presidenta del Comité Olímpico Griego, Katerina Sakellaropoulou, y por su homólogo en el COI, Thomas Bach.
TODO LISTO
La ceremonia tendrá como escenario las ruinas del Templo de Hera, de 2,600 años de antigüedad, y el encendido de la llama pone en marcha la cuenta regresiva para cada edición de los Juegos.
Las previsiones meteorológicas anuncian cielo nublado para el martes, aunque los organizadores siempre realizan una prueba en la víspera por precaución. Pero aunque llueva, todo está previsto para el encendido de la llama.
El ritual de la antorcha nació en los antiguos Juegos Olímpicos, en los que el fuego ardía durante toda la duración del evento. La tradición regresó en los Juegos Modernos, aunque no fue hasta la edición celebrada en Berlín en 1936.
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