Si presta atención a los rivales de Novak Djokovic al explicar el por qué es tan exitoso — está por emprender su empeño por un quinto campeonato seguido y octavo en total en Wimbledon y ampliar a 24 su récord de títulos de Grand Slam desde la próxima semana en el césped del All England Club — las respuestas son abundantes.
Su devolución de saque. El mejor en el tenis. Su letal revés de dos semanas. Su elasticidad. Su vigor. Su defensa. Su habilidad para intuir las intenciones del oponente, hacia dónde irá la pelota para devolverla con fuerza, una combinación que Casper Ruud describió de esta manera tras perder ante Djokovic en la final del Abierto de Francia: “Se transforma en una especie de pared”.
Preste atención a la explicación del por qué ha logrado lo que ha logrado y el por qué, a los 36 años, sigue haciéndolo, y brindará un motivo menos concreto y mucho menos perceptible, algo que mencionó durante su discurso victorioso en Roland Garros hace unas semanas atrás.
«Trato de visualizar cada cosa en mi vida, no solo creer en ello sino también sentirlo en cada célula en mi cuerpo. Nada más quiero mandar un mensaje a todos los jóvenes: Vivan en el presente y olvídense de lo que ocurrido en el pasado. El futuro es algo que está por ocurrir», dijo Djokovic. “Si quieres un mejor futuro, tienes que crearlo. Toma la iniciativa y cree en ello”.
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Al hablar ese día sobre sus propias esperanzas y sueño como un chico de siete años, Djokovic mencionó dos objetivos esenciales: ser el número uno y ganar el título de Wimbledon.
Ya ha acumulado la mayor cantidad de semanas como número uno del mundo que cualquier hombre o mejor en medio siglo de existencia de los rankings computarizados. Ahora intentará igualar a Roger Federer al adjudicarse su octavo título en el más antiguo de las cuatros torneos de Grand Slam del tenis. Djokovic aventaja por uno al lesionado Rafael Nadal — y está por delante del retirado Federer — en la cuenta de más campeonatos de individuales en las grandes citas, con 23.
“Esos dos tipos me tuvieron ocupada la mente bastante los últimos 15 años”, dijo Djokovic.
El 23 es el mismo número con el que Serena Williams puso fin a su carrera la pasada temporada. Únicamente Margaret Court, ganadora de 24 entre las eras amateur y profesional, cuenta con más.
“Los Grand Slams son el objetivo. No sé cuantos, pero tiene para más”, declaró Goran Ivanisevic, el entrenador de Djokovic. Ahora tiene 23, pero encontrará la motivación para ganar más. 24, quizás 25. “¿Quién sabe dónde está el fin?”
Al iniciar la temporada 2011, la clasificación de los llamados ‘Tres Grandes’ en las grandes citas lucía así: Federer con 16, Nadal con nueve, Djokovic con uno.
Después de conquistar su primer grande en el Abierto de Australia de 2008, Djokovic entró en un periodo de 11 Slams en la que cuatro de las derrotas fueron contra Federer o Nadal en una semifinal o final.
SU AUTO CONFIANZA DECAYÓ UN POCO.
“Fue cuando realmente dudé de mi, sobre si podía conseguirlo o no, llegas lejos, pero luego te caes con la última valla”, dijo Djokovic. “Mientras más veces te caes, más cuestionas todo”.
Y así, con la misma tenacidad que despliega en una cancha — “la fortaleza mental que tiene es increíble”, según dijo Aleksandar Kovacevic, su rival de primera ronda en París — Djokovic insistió y buscó cómo mejorar. Y sigue haciéndolo y es por ello que le mayoría le considera — no el primer preclasificado Carlos Alcaraz— el favorito al intentar convertirse en el primer hombre que completa el Grand Slam desde Rod Laver en 1969.
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¿DE DÓNDE SURGIÓ ESTA CONVICCIÓN?
Djokovic apunta a varios factores: crecer durante una época de guerra y embargo en Serbia en la década de 1990; sus padres (el 95% de la gente se reía de ellos, y les decían que no se gastaran lo que les quedaba del presupuesto de la familia en un deporte tan caro», relató); su primera entrenada y “madre tenística”, Jelena Genčić; y su posterior entrenador y “padre tenístico”, Niki Pilić.
Todos le ayudaron a crecer como deportista y persona.
Cuando tenía siete o ocho años, según Djokovic, Genčić le mostraba videos de los mejores tenistas en ambas ramas. También le enseñaron “la importancia de relajarse y escuchar música clásica, leer poesía, cantar y leer, respirar conscientemente y más”.
Su madre, dice, “es una roca”, y su padre “me inculcó tanto poder de convencimiento y pensamiento positivo”.
Es por ello, amén de cualquier tiro en particular o talento, que “soy el mejor en la cancha”, dijo Djokovic.
Ello explica el por qué ha ganado 11 de los 20 torneos de Grand Slam. Y por ello esquiva opinar en cualquier tipo de debate sobre quién es el mejor jugador.
“No quiero entrar en estas discusiones”, dijo Djokovic. “Escribo mi propia historia”.