En foto del sábado 3 de junio del 2023, Lionel Messi del Paris Saint-Germain reacciona durante el encuentro de la liga francesa ante el Clermont.
En foto del sábado 3 de junio del 2023, Lionel Messi del Paris Saint-Germain reacciona durante el encuentro de la liga francesa ante el Clermont. Foto La Hora/AP

Después de meses años, incluso de conjeturas, la decisión de Messi de incorporarse al club de Miami finalmente la confirmó el propio jugador este miércoles. Se trata del club que ha tenido como líder a David Beckham, otro ícono del fútbol, desde su fundación hace cinco años.

«Tomé la decisión de que voy a ir a Miami. Todavía no lo tengo cerrado al 100%. Me faltan algunas cosas pero decidimos continuar el camino», dijo en entrevista con los diarios deportivos Mundo Deportivo y a Sport. En todos los sentidos, es un anuncio impactante.

Se presumía ampliamente que el astro argentino iba a firmar con Al-Hilal, un club de Arabia Saudí, siguiéndole los pasos a su eterno rival Cristiano Ronaldo, en una nación en la cual varios de sus clubes son financiados por el fondo soberano del gobierno. También se había tanteado la posibilidad de volver al Barcelona, el equipo donde se formó y forjó su leyenda.
No aceptó el dinero. No se inclinó por los recuerdos. Optó por Miami.

El siete veces ganador del Balón de Oro al mejor futbolista del mundo cambia de continente tras dos años con el Paris Saint-Germain. A sus 35 años, Messi absolutamente no tiene nada que demostrar en el fútbol tras haber completado su obra cumbre cuando alzó la Copa Mundial con Argentina en diciembre.

Messi ha anotado más de 800 goles en su carrera. Firmó un doblete en la final del último Mundial ante Francia, en el que la Albiceleste se impuso en una tanda de penales tras empatar 3-3 al cabo de 120 minutos.

Ahora llega a la MLS en un equipo a la deriva — sumido en el último lugar de la Conferencia Este, apenas días después que despido al técnico Phil Neville (elegido por Beckham hace dos años) y con el argentino Javier Morales a cargo interinamente.
La decisión de Messi de irse a Estados Unidos significa el mayor golpe de efecto para el fútbol de Estados Unidos.

Varias luminarias del deporte — Pelé, Thierry Henry y el propio Beckham — se fueron a Estados Unidos en el ocaso de sus carreras. Pero importar a un jugador que aún brilla y apenas después de consagrarse campeón del mundo es sencillamente colosal. Tomó meses de negociaciones con la MLS, los dueños de Inter Miami, Adidas e incluso la participación de Apple para que Messi aceptara la oferta de Miami.

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