Imputaron a Cristiano Ronaldo en relación con un incidente en que el delantero del Manchester United aparentemente tiró un teléfono de la mano de un aficionado del Everton. Foto La Hora: Ian Walton/Ap.

Quizás el Manchester United sí requiere de una «operación de corazón abierto» que cure todos los problemas que afligen al gigante del fútbol inglés.

Tal fue el franco diagnóstico dado en abril por Rangnick, entonces técnico interino del United, cuando se aprestaba a cederle la dirección a Erik ten Hag previo a esta temporada.

En cuestión de dos traumáticos partidos de la Liga Premier, Ten Hag ya debe tener bien claro el desastre que ha encontrado.

Jugadores por debajo de su nivel — y en ciertos casos — desmotivados. Una plantilla mal gestionada. No pudieron fichar a los refuerzos que preferían. Dueños estadounidenses que son detestados por sus hinchas.

Ten Hag, en tanto, ha complicado su situación con una serie de cuestionables decisiones en sus primeras semanas en Inglaterra.

«Basura». Fue una de las palabras que el neerlandés empleó para describir el nefasto rendimiento del United al caer goleado 4-0 de visita a Brentford el sábado, nuevo fiasco en la historia reciente historia del club.

 

Momentos después del silbatazo final, mientras la afición local celebraba uno de los resultados más gloriosos de su equipos, Ten Hag permaneció inmóvil en la banda, aturdido por lo ocurrido.

Ten Hag ni se inmutó cuando un Cristiano Ronaldo con cara seria pasó caminando o cuando los hinchas empezaron a corear que lo iban a despedir al día siguiente.

El domingo iba a ser un día de descanso para el United, pero Ten Hag insistió que se presentaran a entrenar. Sky Sports informó que el técnico exigió que sus jugadores corrieran 13,8 kilómetros, la distancia que el rival le sacó corriendo el sábado.

Son apenas los primeros días de la era Ten Hag pero los problemas se amontonan, algunos causados por él mismo.

El técnico del Manchester United Erik ten Hag (extremo derecho) observa el partido contra Brentford en la Liga Premier, el sábado 13 de agosto de 2022. (AP Foto/Ian Walton)

¿Por qué, por ejemplo, Christian Eriksen — un volante creativo — jugó de falso nueve en la derrota en casa 2-1 ante Brighton el primer fin de semana, y luego como mediocampista retrasado ante Brentford?

¿Fue Lisandro Martínez, un central muy bajito en estatura, la inversión prudente por casi 58 millones de dólares al tomar en cuenta la exigencia física en la Premier? El argentino se vio desbordado ante Brentford y fue sacado tras el primer tiempo.

¿Y por qué Harry Maguire, con la confianza por los suelos, sigue como capitán del United cuando ni siquiera debería estar entre los titulares?

En todo caso, Ten Hag no ha recibido el auxilio de sus jefes.

No se entiende cómo el United emprendió la temporada sin haber fichado a un volante de marca, una posición en la que desesperadamente llevan años en busca de una solución. Se da por hecho que no podrán traer a Frenkie de Jong, pese a que llevan todo el verano tratando de adquirir al centrocampista del Barcelona. Parece que no tendrán otro remedio que seguir con Fred y Scott McTominay.

Necesitan refuerzos en casi todos los sectores del equipo, especialmente en el ataque. Aún persiste la incertidumbre en torno a Cristiano, quien pidió ser transferido a otro club durante el verano. Pese a su voracidad goleadora, el astro portugués no llena el perfil de jugador todo terreno que prefiere Ten Hag en sus equipos.

Hinchas del Manchester United despliegan una pancarta crítica a los dueños del club druante el partido contra Brentford en la Liga Premier, el sábado 13 de agosto de 2022. (AP Foto/Ian Walton)
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