Atlanta ganó a los Astros de Houston 7-0. Foto La Hora/David J. Phillip/AP

Durante buena parte de la temporada, pareció que éste definitivamente no sería su año.

Perdieron sus primeros cuatro juegos y muy pronto se convirtieron en un hospital. Se quedaron sin su pelotero más dinámico antes de la pausa por el Juego de Estrellas. Languidecían por debajo de la marca de .500 en agosto.

Y de algún modo inexplicable, estos Bravos se transformaron y despegaron hasta llegar a lo más alto.

Jorge Soler, Freddie Freeman y Atlanta navegaron tranquilos hacia su primer título de la Serie Mundial desde 1995, al apabullar el martes 7-0 a los Astros de Houston en el sexto juego.

Cuán orgulloso estaría Hank Aaron.

Max Fried lanzó seis innings en blanco, para aportar el mejor pitcheo observado en este Clásico de Otoño. El cubano Soler, adquirido recién en julio y quien dio positivo de COVID-19 en los playoffs, le brindó todo el respaldo que necesitaba desde temprano, con un jonrón colosal de tres carreras.

Fue el tercer cuadrangular de Soler ante los Astros.

Freeman sacudió un doble productor y luego completó la paliza mediante un jonrón solitario que colocó el 7-0 definitivo en la pizarra en el séptimo inning.

Para entonces, todo el equipo sabía que el cetro estaba en la bolsa. El venezolano Ronald Acuña Jr., la figura de los Bravos que sufrió una lesión grave de rodilla, ingresó desde el dugout y se unió en la celebración a Freeman, el rostro de la franquicia durante los últimos años.

Cuando llegó la lesión grave en la rodilla de Acuña, nadie pensaba ya en los Bravos. Todos apuntaban a los Gigantes, los Medias Blancas y los Dodgers como favoritos para la Serie Mundial.

Soler se dio dos golpes en el pecho y comenzó a trotar por los senderos, luego de lograr su cuadrangular ante el novato venezolano Luis García en la tercera entrada. La pelota salió incluso del graderío del Minute Maid Park.

Dansby Swanson aportó otro batazo de cuatro esquinas. Y ya no fue posible detener a los Bravos antes del último out.

En realidad, nada pudo frenarlos. Ni una fractura en una pierna sufrida por el abridor Charlie Morton en el primer juego de la serie. Tampoco una gran ventaja dilapidada en el quinto juego.

Estabilizados por el manager Brian Snitker, de 66 años y quien ha trabajado durante cuatro décadas en la organización, los asombrosos Bravos ganaron el cuarto título en la historia de la franquicia.,

Hay que considerarlo un homenaje al mayor Bravo de todos los tiempos. Hank Aaron, el toletero miembro del Salón de la Fama que fue durante décadas el mayor jonronero de la historia, falleció el 22 de enero a los 86 años.

Aaron siguió alentando siempre a Atlanta. Y su legado fue perceptible por doquier en esta serie.

 

Fue una decepción para Dusty Baker, el manager de Houston, quien tiene 72 años. Pero para muchos fanáticos que siguen deseosos de mostrar su desprecio a los Astros por el escándalo de robo de señales de 2017, hubo satisfacción.

Por los Bravos, el puertorriqueño Eddie Rosario de 4-0 con una anotada. El cubano Soler de 3-1 con dos anotadas y tres producidas.

Por los Astros, los venezolanos José Altuve de 4-1, Marwin González de 1-0. Los puertorriqueños Carlos Correa de 4-1, Martín Maldonado de 2-1. Los cubanos Yordan Álvarez de 4-1, Yuli Gurriel de 4-0, Aledmys Díaz de 1-0. El dominicano José Siri de 2-0.

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