Lionel Messi sería el único con un puesto asegurado. Foto La Hora/AP

Tras el accidentado paso por Brasil, Argentina buscará cobijo ante su público por primera vez en pandemia y dar otro paso hacia la Copa Mundial de 2022 cuando reciba hoy a una Bolivia que lleva 28 años sin triunfos fuera de casa.

En uno de los episodios más bochornosos del fútbol mundial en el último tiempo, la Albiceleste y Brasil no pudieron completar el partido que habían empezado a jugar el último domingo en Sao Paulo por las eliminatorias sudamericanas luego que funcionarios de la sanidad local ingresaron al campo de juego para retirar a tres jugadores argentinos que debían estar en cuarentena.

Mientras la FIFA decide si proclama un ganador o reanuda el clásico, el seleccionado argentino -que marcha invicto con 15 puntos, detrás de los 21 del líder Brasil- buscará su segundo triunfo consecutivo en esta fecha eliminatoria de septiembre luego de vencer 3-1 a Venezuela la semana pasada.

Unos 17 mil hinchas privilegiados serán los primeros en regresar a un estadio de fútbol en Argentina después de 20 meses de pandemia.

El furor por recibir a los campeones de la última Copa América, primer título para el seleccionado mayor en 28 años, agotó las entradas en apenas un par de horas a pesar de su elevado precio.

A modo de prueba piloto para futuros espectáculos masivos, el gobierno autorizó la presencia de público con 30% de aforo en el estadio Monumental de Buenos Aires justo cuando se registra un descenso de casos y de internaciones en unidades de terapia intensiva a medida que avanza la vacunación contra el COVID.

El estratega argentino resaltó que «la manera de salir a jugar será la misma con público o sin público, habiendo ganado la copa o no». Pidió además a los organizadores dejar los festejos «para después del partido» porque «Bolivia es un rival difícil, la tabla dice que está ahí abajo pero es muy engañoso, no nos confiamos».

Argentina tendrá bajas sensibles en su formación: el arquero Emiliano Martínez, el defensor Cristian Romero y el volante creativo Giovanni Lo Celso. Los tres, junto a Emiliano Buendía, militan en clubes ingleses y fueron acusados por las autoridades brasileñas de no ceñirse a los requisitos de cuarentena en Sao Paulo y de falsificar sus declaraciones sobre coronavirus al ingresar a Brasil al no mencionar que habían estado en Gran Bretaña -país en lista roja- en los 14 días previos.

Si bien los cuatro jugadores regresaron a Buenos Aires, luego quedaron desafectados del plantel de común acuerdo con sus clubes Aston Villa y Tottenham y viajaron a Europa.

Juan Musso, del Atalanta de Italia, se perfila como reemplazante de Martínez. Germán Pezzella seguirá en la zaga central mientras Alejandro Gómez o Nicolás González se disputan el puesto de Lo Celso.
La mayoría de los jugadores de La Verde, penúltima con seis unidades, no habían nacido cuando ganó por última vez fuera de casa en 1993. Acumula 59 partidos sin triunfos de visitante, la peor racha entre los diez seleccionados que disputan la eliminatoria sudamericana.

Bajo el mando del venezolano César Farías, Bolivia había mejorado su desempeño con dos empates a domicilio consecutivos -ante Chile y Paraguay- pero el reciente 1-1 ante Colombia en La Paz y la caída 4-2 ante Uruguay en Montevideo pusieron en duda la continuidad del estratega.

El atacante del Cruzeiro de Brasil, que además es el máximo goleador de estas eliminatorias con ocho conquistas, brindó un fuerte respaldo a Farías: «Tengo buena relación con el profesor, me siento muy cómodo y con mucha confianza con él. Ha ido el entrenador que me ha hecho hacer más goles en selección», destacó. «Yo no decido… mi respeto al profesor César, hace un buen trabajo y se dedica a mejorar lo que hay en Bolivia».

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