Mario Alfredo Ubico Calderón
Universidad de San Carlos de Guatemala

Desde el año 1595, fecha en la cual es obrada la imagen del Cristo Crucificado de Esquipulas, por encargo de los indígenas del pueblo, pronto fue objeto de especial devoción por los lugareños y con el pasar del tiempo también de comarcanos y viajeros de lejanos lugares del Reino de Guatemala, siendo su cofradía integrada por indígenas.
Para la segunda mitad del siglo XVII la devoción al Santo Cristo estaba sólidamente instaurada, al grado que los españoles residentes en la comarca, pero cercanos al pueblo de Esquipulas, solicitaron al obispo Fray Andrés de las Navas y Quevedo fundar una cofradía con la imagen del Cristo de Esquipulas, la cual como se mencionó ya tenía su cofradía de indígenas, en efecto, el Cristo de Esquipulas tendría dos cofradías, algo inaudito, pero real en ese entonces.

Un documento del Archivo Histórico Arquidiocesano fechado para el 5 de abril de 1685, da cuenta que un grupo de españoles presentó al indicado Obispo una petición, la cual exponía entre otras cosas lo siguiente:

“…decimos que en la Santa iglesia parroquial del pueblo de Santiago Esquipulas está fundada una cofradía del Santo Cristo, por lo que toca a la parcialidad de los indios y es así que nosotros por lo que toca a la de los españoles y demás casta de gente ladina pretendemos para mayor servicio de Dios nuestro Señor y aumento de su divino culto, instituir y fundar otra cofradía de la mesma advocación, en la mesma iglesia y altar, para cuyo efecto tiene una estancia con algún ganado y bestias que ha corrido por cuenta de personas devotas y está en ella por mayordomo un mulato esclavo del dicho Santo Cristo nombrado Nicolás de Herrera, en cuyos bienes no han tenido ni tienen los indios intervención ni parte alguna,…” agregando que “… los dichos indios quienes tienen separados los bienes que corren por cuenta de ellos…”. Lo anterior hace ver que la cofradía de indígenas de Esquipulas era la titular y estaba en plenas funciones en ese entonces y que el resto de población no indígena quería participar de igual manera en la veneración del Santo Cristo, lo cual lograrían poco después deslindando sus actividades para no entrar en conflicto con la primigenia cofradía.

En ese entonces era cura beneficiado el Br. Manuel Ángel Correa. En las nueve ordenanzas presentadas destaca la de “celebrar en cada un año la festividad del Santísimo Nombre de Jesús con vísperas, misa, procesión y sermón”, así como las ordenanzas 4ª y 5ª, en ellas se expresa lo siguiente: “… ordenaron que el Martes Santo de cada un año se haga en la iglesia parrochial del dicho pueblo de Esquipulas la Reseña del Jesús Nazareno, diciéndose una misa cantada y haciéndose una procesión con la efigie y por la limosna de todos se den trece tostones, y si hubiere sermón se concierte y se page”, así también “… ordenaron que el Viernes Santo de cada un año se haga el paso del descendimiento de la cruz de Cristo Señor nuestro a la ora acostumbrada en el qual a de haber sermón y aquella tarde se haga una procesión de sangre llevándose las insignias del Santo Entierro de Cristo, la qual a de salir de la dicha iglesia y acompañar el dicho cura beneficiado a quien por la limosna de todo lo referido se le hayan de dar otros trece tostones…” (Loc. Cit).

El Obispo aprobó las ordenanzas el 6 de abril de 1685.

Como se pudo leer el Santo Cristo de Esquipulas siempre es noticia, en esta ocasión resulta interesante que las autoridades eclesiásticas aprobaran la cofradía surgida en 1685 de ladinos, existiendo la de indígenas, con la connotación que ambas tenían de santo patrón al Cristo crucificado, pero dichas cofradías estaban con funciones penitenciales separadas y cada una administrando sus respectivos fondos.

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