Luna Miguel (Madrid, 1990) vive en Barcelona y trabaja en periodismo y edición. Es autora de los libros de poemas La tumba del marinero (2013), Pensamientos estériles (2011), Estar enfermo (2010) y Poetry is not dead (2010). Varios de sus textos se han traducido y publicado fuera de España:  Más allá de la quietud (2013) en Argentina, Bluebird and Other Tattoos (2012), en EEUU y Musa ammalata (2012) en Italia. Le recomendamos su página
: www.lunamiguel.com

Este es el primer poema que escribo completamente desnuda

Sé que llega el verano porque bajo la manta mis pies descalzos
chocan contra tus pies descalzos y todo es suave
el corazón que hubo en mi vientre fue corazón y no latía
fue vida y no latía
fue nuestro mejor deseo
hoy me despierto descalza y es casi verano
bajo la manta me rozo contra mí
me restriego contra mí
ya llevo más de quince días sangrando
sé que llega el verano y hasta que llega escribo desnuda
porque desnuda es como hacemos a los bebés
y así siento cariño
estoy contenta
todo es más suave

Mudanza
El único lujo aquí
es el agua caliente.
La certeza de tener
una piel
limpia.
La dignidad del gesto,
gota a gota,
sin jabón mi perfume.
Mi casa es tu casa.
Ven.
La bañera es para todos.
Bendícete en esta agua
púrpura.
Comprende qué poco importa
la precariedad
cuando tú
lo sabes
estás donde debes.


Definición del vientre

Todo está entre el pecho y la vagina. Todo lo importante
está y seguirá estando aunque quizá las nubes se hayan ido
y sólo quede hierba, muchísima hierba, escondida bajo la alfombra.

La mascota soy yo. La mascota se saca de paseo a sí misma
en un acto de tranquila rebeldía. La mascota no conoce el verano.
La mascota se come a sí misma en un acto de amor. La mascota
tiene órganos y todos se encuentran entre el pecho y la vagina.

De qué manera podríamos definir el vientre. De qué manera
la caja torácica esconde otra materia gris. El estómago
está entre el pecho y la vagina. Más lejos o más cerca que los nervios.
Más lejos o más cerca que el amor de la mascota.

Todo se alinea y queda hierba. Mucha. Muchísima hierba.

Mala Sangre
II
Nos venden la felicidad cual refresco. La felicidad
es hidratante y dulce. La felicidad es burbujeante
y suave. La felicidad es una droga cursi
que entra por las uñas y baja por la garganta
cual aspirina triturada (el bote de las pastillas, trágatelo),
cual grumo seco de cacao (el bote de los
polvitos, trágatelo), cual aguja, punzando fuertemente
la inocencia. ¿Pero qué es la inocencia?
Alguna vez intenté responder a esa pregunta y
entonces nada volvió a ser lo mismo. Preguntarse
por la inocencia perdida es la mayor barbarie
que conozco. Mírate, has crecido, y cerca de ti
solo veo cucarachas. Y cerca de ti los insectos
saben. Qué corazón tan ridículo. Cuánta pena
dan tus bichitos en el pecho. Mis bichitos cuando
te pienso. Los bichitos en mi débito y mi
pobreza. Madurar es la pobreza. Cuando uno
encuentra cero céntimos, cero algodones, cero
esmaltes, cero respiraciones, cero palpitaciones,
cero cánceres. Cuando sabe que el dinero
es quien dicta nuestra digestión, ¿cómo se puede
ser feliz? Trabajar en lunas ficticias. Devorar
comida barata. No quiero el dinero de papá ni el
de mamá. No quiero su dinero ni su casa.
Aquí: mi novela política.
Aquí: lamer el suelo.
Aquí: la independencia.
Aquí.

Luna le pide a Luna que escriba un poema feliz

Me pides un poema feliz. Qué quieres que diga. Que creo en el amor. Que lo que más me emociona en esta vida es comer pizza los domingos. Que adoro retener el esperma entre mis piernas, hasta que cae líquido, gota a gota, al frío suelo de mi sueño. Me pides un poema feliz y eso es algo casi imposible, porque cuando soy feliz no sé decirlo. O porque cuando soy feliz deseo la euforia. O porque cuando soy feliz estoy haciendo cosas más importantes como llorar. Leo un libro en el que la protagonista mata a su gato y no siente nada. Escucho una canción en la que dos amantes se separan y no sienten nada. Miro los mensajes de Whatsapp y aprendo que un amigo quiere cortarse las venas para dejar de sentir. Qué quieres que te diga yo entonces. A quién quieres que salve yo ahora. Me pides un poema feliz y esto es todo lo que puedo decirte: No.

Selección de textos por Gustavo Sánchez Zepeda.

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