Por: Giovany Emanuel Coxolcá Tohom
Aunque se trata de una carta de amor, va en tercera persona, por aquello de que la destinataria nunca pase por estas líneas o nunca sepa de que alguien, al encontrarse con Resurrecciones y rescates, publicado en el 2019 por el Fondo de Cultura Económica y la Universidad de Alcalá, sintió lo que se siente al encontrarse por primera o por segunda vez con el amor.
Las joyas reunidas en este libro aparecieron en distintos diarios de habla hispana a partir de 1962, cuando Ida Vitale tenía treinta y nueve años, hasta el 2016, dos años antes de ser galardonada con el Premio Cervantes.
Para quienes hacen de la lectura una forma de estar en el mundo, tendrán un reencuentro con autores que alguna vez leyeron: Arreola, Rulfo, Onetti, Parra y algunos autores que le sobrevivieron al franquismo, gracias a la generosidad hispanoamericana. Sin embargo, para quienes aún están indecisos de abrir el libro que tienen en frente o no saben si alejarse definitivamente de la lectura, a partir de Resurrecciones y rescates tendrán varias razones para quedarse.
La grandeza de quienes hacen de la actividad intelectual una forma de vida se mide a partir de lo hondo que puedan calar en los lectores. Y, sí alguien, terco como el responsable de estas líneas, ha encontrado en estas páginas una razón más para continuar explorando el universo de la literatura, no hay duda de que ustedes, o volverán a esos libros a los que Vitale los devuelve o encontrarán en ella otra forma de apreciar a los autores que ya leyeron.
Si el autor le dio título a estas modestas reflexiones como se titulan las declaraciones amorosas durante la adolescencia es porque, verdaderamente, leyó con amor las páginas que Vitale le deja a su generación y a las venideras. Corresponde ahora ahondar y compartir sus obras publicadas, encontrar en sus libros la lucidez intelectual necesaria en tiempos en los que todo es fulminado por la velocidad y la banalidad de las redes sociales, la exactitud de la palabra, la vigencia de sus ideas y —algo digno de celebrar— su honradez artística a su paso por los círculos e instituciones que, casi siempre con impunidad, desacreditan o legitiman a los escritores.
Resurrecciones y rescates no puede faltar en la biblioteca de quienes se inician en los inciertos caminos de la literatura, en cualquiera de sus dimensiones. Con este libro, Vitale no solo deja testimonio de la intensa actividad intelectual en Hispanoamérica, durante el siglo veinte: también rescata a quienes la lean de las trampas de la tecnología, que, mientras parece conectar y mantener en permanente actualización a los habitantes del siglo veintiuno, los deja más solos que nunca.
Si al recorrer las páginas de Resurrecciones y rescates, de pronto les llega la voz de Vitale al oído, no duden en adentrarse a su poesía, en llevar a otros a conocerla, en difundir su obra.
La literatura rompe fronteras geográficas y barreras temporales; por medio de ella es posible leer en tiempo presente a quienes escribieron hace décadas y sentir el latido del corazón de quienes están miles de kilómetros de distancia.
Quien termina de trazar estas líneas, cierra los ojos, hace de una cuartilla un barquito de papel y lo deja a la orilla del caudaloso río de la imaginación para que otros se acerquen a Ida Vitale.
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