La poesía es un fervor divino que lleva a exquisitos hallazgos

La poesía, despreciada por la gente ignorante, es una especie de fervor que lleva a exquisitos hallazgos y a expresar en palabras o escritos lo que se ha hallado; un fervor que procede del seno de Dios, y que, según creo, es concedido a pocas mentes. Por ser un don tan admirable, siempre han sido rarísimos los poetas. Porque los efectos de este fervor son sublimes: impulsa en la mente el ansia de expresarse, excogita extrañas e inauditas invenciones; y, una vez meditadas, las compone con un orden determinado, y adorna esa composición con cierto tejido de palabras y sentencias, revistiéndola con un velo de fábulas y verdades. Y si uno que ha recibido el don del fervor poético cumple imperfectamente la función descrita, a mi juicio no es un poeta verdaderamente loable. Y, aunque el impulso poético excita profundamente la mente a quien se le ha regalado, es raro que pueda realizar algo apreciable si los instrumentos con los que los conceptos deben elaborarse son defectuosos; me refiero a los preceptos de gramática y retórica, cuyo conocimiento es importante.
(De genealogiis deorum XIV 7)

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