Guillermo Paz Cárcamo
Escritor

Vargas Llosa, en el año 2012, o sea dos años después que recibiera el premio Nobel de Literatura, publicó el libro, La Civilización del Espectáculo, donde escabechina los cánones que guían, rigen y se despliega la actual sociedad occidental.

Curiosamente, este libro no ha tenido el empuje publicitario que acostumbra la editorial con los libros de Vargas Llosa, ni tampoco se ha dado el despliegue publicitario que han merecido sus otros libros, sus otras novelas. Esta situación ha tenido como consecuencia, para los lectores, que este libro de más de doscientas páginas haya pasado desapercibido

Como se ha expuesto a lo largo de las últimas cinco décadas, Vargas Llosa sufrió un cambio radical en cuanto a sus posiciones y opciones políticas e ideológicas.

Hay dos etapas: una que comprende desde su juventud, años 50 hasta mediados de los años 70. La otra de allí en adelante. La primera quedó exteriorizada en su famoso discurso, pronunciado a propósito de haber sido galardonado, en 1967, con el Premio Rómulo Gallegos en Venezuela. En esa ocasión en un párrafo dedicado a la situación de AL y el papel del escritor en este contexto, se deja decir que: esa realidad está mal hecha, que la vida debe cambiar. Pero dentro de diez, veinte o cincuenta años habrá llegado, a todos nuestros países como ahora a Cuba la hora de la justicia social y América Latina entera se habrá emancipado del imperio que la saquea, de las castas que la explotan, de las fuerzas que hoy la ofenden y reprimen. Yo quiero que esa hora llegue cuanto antes y que América Latina ingrese de una vez por todas en la dignidad y en la vida moderna, que el socialismo nos libere de nuestro anacronismo y nuestro horror.

Sea por celos profesionales o sentimentales, por su origen aristocrático provinciano, por oportunismo socio-económico, o por convicción política e ideológica, lo cierto es que Vargas Llosa, en los años 70, hace una pirueta política espectacular, de manera que cuando pone de nuevo los pies en tierra, está con la cara viendo hacia en el lado opuesto, sonriente, como si el pasado no existiera, y con los brazos totalmente abiertos abraza posiciones contrarias a las que expreso en Caracas en el 67.

En su libro La Llamada de la Tribu, sobre todo en el primer capítulo cuenta su recorrido, desde que fue militante del partido comunista de Perú, hasta que toma la decisión de abandonar la izquierda política e ideológica y se embarca con la derecha, no ya del liberalismo con el que se identifica teóricamente en este libro, sino del neoliberalismo, del capitalismo deshumanizado, salvaje, que empujó Ronald Reagan y Margaret Thatcher, lideresa, a quien según I. Ramonet de Le Monde, Mario le envió ramos de flores de congraciamiento y felicitación por el fanático desmantelamienlo del sector público, incluyendo la sanidad, cuyos resultados funestos en Inglaterra y EEUU están a la vista con el Covi19.

De ahí en adelante su posición y acción ya no tuvo ninguna otra consideración histórica o política-ideológica, de manera que durante los últimos tres decenios ha venido apoyando, en sus declaraciones, conferencias, columnas, a regímenes y sucesos sociales indefendibles como justificar el golpe de Estado en Honduras o la invasión a Irak, mantuvo y mantiene un denostación obsesiva contra Chávez, no digamos Cuba, o Palestina, o contra cualquier posición que huela a socialdemocracia como los Kirchner, Correa, Lula, Linera o López Obrador en América Latina e incluso Obama.

Pero claro, romper con el pasado que moldeó su juventud y culturalmente lo terminó de cincelar su participación y creación, de alguna manera, de los propósitos y posturas literarias del llamado boom latinoamericano con el Gabo, Cortázar, Donoso, Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera, entre otros, es imposible. O sea, ese pasado marxista y luego revolucionario; ese anhelo expresado en el discurso del 67, quedó navegando en su inconsciente, de forma que ese mundo interior, en la soledad e imaginación del escribiente, regurgita en sus novelas, donde los protagonistas y entramando que caminan sus páginas son: Los personajes que me seducen más, que trato de crear. Son los personajes inconformes, personajes que quisieran cambiar, sino el mundo por lo menos su entorno, porque no resisten su entorno tal como es… dice Mario Vargas

De allí entonces, que sus novelas, las históricas, al menos las más leídas, desarrollen temas que desafían el poder político, siempre de derecha: Conversación en La Catedral, evidencia la época dictatorial del general Odría en el Perú; La Fiesta del Chivo, donde las heroínas revolucionarias, las hermanas Mirabal, son asesinadas en la criminal dictadura de Trujillo, por cierto, en honor a ellas se establece el Día Internacional de la No violencia con la Mujer; El Sueño del Celta, una novela que denuncia las atrocidades del colonialismo de Leopoldo II de Bélgica, en el Congo, donde exterminaron 10 millones de nativos; La guerra del Fin del Mundo, novela que relata la guerra en el nordeste brasileño de una comunidad que busca hacer realidad su utopía comunitaria; La historia de Mayta, es la de un peruano normal que viendo las injusticias sociales a poco se decanta políticamente por el trotskismo y de ahí concluye que alcanzar la justicia social, solo es posible con las armas, en la guerrilla de la sierra; su última novela Tiempos Recios, es de principio a fin una reivindicación histórica del Presidente Jacobo Árbenz, ubicándolo como el paladín de la democracia de América Latina, a contra pelo de más de sesenta años de campaña anticomunista de la oligarquía criolla e internacional y desacomodando histórica y políticamente a los voceros de la Universidad Marroquín que unos años antes lo había elogiado dándole un doctorado honoris causa por su beligerancia política neoliberal.

Dice Vargas: ¿Qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal.

La Civilización del Espectáculo, es un libro que contiene una serie de ensayos, muy bien logrados, donde aborda desde múltiples aristas la cultura, el conocimiento, la información, la ética, filosofía, etc. de esta época en la sociedad occidental. El análisis, se apuntó al inicio, es demoledor. Dice por ejemplo, La «cultura» es hoy diversión, y lo que no es divertido resulta no ser cultura; lo que vende es bueno, y lo que no conquista al público es malo; el mercado fija hoy el único valor… En la política, actores y cantantes han llegado a ocupar cargos importantes y esto debido no tanto a sus aptitudes en el campo, sino a su presencia mediática; han venido a eclipsar el lugar que por siglos había ocupado el «intelectual», cuya tímida intervención en la vida política de hoy no tiene repercusiones.

Estas aseveraciones son fácilmente visualizables por ejemplo en el futbol, en conciertos con miles de personas gritando desaforadamente, o con los millones de turistas viajando en multitudinarias caravanas, que a tropezones visitan 8 países y sus monumentos en 10 días, incluido el viaje en el avión. Políticamente, está el caso del mediocre actor Ronald Reagan, que llegó a ser presidente de EEUU, o el bochornoso de Jimmy Morales, que ocupó la presidencia del fallido narcoestado de Guatemala.

Uno de los razonamientos que martilla Vargas Llosa es que la cultura de nuestro tiempo es mucho más en favor de las imágenes, que las ideas… las imágenes son más perecederas que las ideas…. es una de las razones en las que en nuestro tiempo la cultura se ha banalizado mucho en comparación con el pasado. De esa cuenta, dice que la: “cultura” es hoy diversión, y lo que no es divertido resulta no ser cultura.

En uno de los ensayos, por demás importante, en el que Vargas mete el bisturí a la prensa y al periodismo, expone que ha dejado de ser serio, de investigación, de análisis, de opinión responsable, pedagógica sobre los asuntos sociales, económicos y culturales que conciernen a los temas fundamentales que caminan con la sociedad. El periodismo en esta época, en la sociedad occidental, se ha tornado en un periodismo escandaloso, superficial donde los sucesos secundarios, la nota roja, el chisme, o la fake news, pasa a ser lo que llena las páginas de periódicos, de noticieros radiales, televisivos y por supuesto lo que se ve y oye en las redes sociales, que es además efímero porque la mente es incapaz de retener el perenne bombardeo noticioso, de manera que lo leído o escuchado, dos o tres horas después está olvidado, sumergido en la vorágine del letrererío y palabrerío infinito.

Es así como en este tema del periodismo Vargas Llosa apunta ásperamente:

Pero ¿qué decir de un fenómeno como el de ¡Hola!? Esa revista, que ahora se publica no sólo en español, sino en once idiomas, es ávidamente leída —acaso sería más exacto decir hojeada— por millones de lectores en el mundo entero… que, está demostrado, la pasan muy bien con las noticias sobre cómo se casan, descasan, recasan, visten, desvisten, se pelean, se amistan y dispensan sus millones, sus caprichos y sus gustos, disgustos y malos gustos los ricos, triunfadores y famosos de este valle de lágrimas… No es exagerado decir que ¡Hola! y congéneres son los productos periodísticos más genuinos de la civilización del espectáculo.

Pues bien, tres años después de escribir lo anterior, Varga Llosa en medio de un escándalo mediático, se separa de su prima luego de 50 años de matrimonio y tres hijos, porque en un éxtasis, no literario, se ensoga con la Reina de Corazones, Isabel Preysler, nada menos que el personaje estrella de la revista Hola.

La Reina de Corazones ha sido el personaje de la farándula que ha ocupado más portadas de la revista Hola. Luego del arrejunte con Vargas Llosa, la pareja ha sido portada de la revista por lo menos una media docena. Cuestión que ningún otro astro de la civilización del espectáculo ha alcanzado en esa famosa revista.

Así que Vargas Llosa hasta hoy, con sus 82 años, de nuevo tacho con la derecha, lo que escribió con la izquierda, fiel a la dicotomía entre lo que escribe y lo que actúa. Es un personaje como sentencia Ramonet: Este gigante de la literatura es decididamente un hombre de personalidad doble.

No hay otra manera de tratar de explicarse y entender la acción política y el universo literario de Vargas Llosa.

PRESENTACIÓN

El novelista Mario Vargas Llosa es uno de los intelectuales más reconocidos de nuestros tiempos.  El ejercicio crítico realizado a través de sus escritos, sin embargo, no le ha evitado la crítica, ya no solo por temas ideológicos, sino por sus ambigüedades personales que contradicen muchas veces su pensamiento.  Una de esas contradicciones es la que plantea nuestro colaborador, Guillermo Paz Cárcamo.

Recomendamos su lectura porque ayuda a distinguir al escritor, creador de ficciones, del intelectual que analiza la realidad.  Esa aproximación nos ayuda a descubrir las irregularidades humanas, pero sobre todo los sesgos, intereses y evolución (o involución) en la que inevitablemente incurrimos.

Prueba de ello, relacionado con Vargas Llosa, Paz Cárcamo nos dice lo siguiente:

“Así que Vargas Llosa hasta hoy, con sus 82 años, de nuevo tachó con la derecha, lo que escribió con la izquierda, fiel a la dicotomía entre lo que escribe y lo que actúa. Es un personaje como sentencia Ramonet:Este gigante de la literatura es decididamente un hombre de personalidad doble”.

Esperamos que nuestra edición lo encuentre bien y disfrute de la selección de textos preparados para usted.  Un abrazo fraterno y hasta la próxima.

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