A. Durero

La belleza es indefinible

No vive en la tierra el hombre que pueda pronunciar un juicio definitivo sobre cuál sea la bella forma humana, sólo Dios la conoce. La manera de juzgar la belleza está sujeta a deliberación. Debe considerarse cada cosa particular de acuerdo con las circunstancias, pues en algunas cosas consideramos bello lo que en cualquier otra carecería de belleza. No es fácil discernir, con respecto a la belleza, lo «bueno» y «lo mejor», pues sería perfectamente posible hacer dos figuras diferentes, ninguna de ellas conforme a la otra, una robusta y la letra más delicada, y, con todo, apenas si seríamos capaces de juzgar cuál de las dos sobresale en belleza. No sé qué pueda ser la belleza, aunque se encuentre en muchas cosas.

(Intr. a Los cuatro libros de las proporciones humanas).

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