Mario Alfredo Ubico Calderón1

La “demanda” durante la Época Colonial era una actividad de las cofradías devocionales de la Capital del Reino y de los pueblos de la provincia de Guatemala, algunos de ellos situados a considerable distancia, y consistía en pedir limosnas para su funcionamiento, efectuar alguna celebración o en algunos casos para obrar una capilla o templo. Esta actividad debía ser conocida por la Superioridad Eclesiástica para autorizar a personas responsables de llevar a cabo la recolección de limosnas, delimitar el ámbito geográfico y fijar el tiempo que duraría. Las siguientes informaciones proceden mayormente del Archivo Histórico Arquidiocesano “Francisco de Paula García Peláez” de Guatemala.

Las demandas eran una realidad en algunas épocas del año como la Navidad y la Semana Santa, aunque podía haberlas en otras fechas, dependiendo de las necesidades de las cofradías.

Durante la Navidad se tiene reportes de demandas por los cofrades de la Capilla de Santa Ana de indios en el templo franciscano en 1697, también en la capilla de la ermita del Espíritu Santo en 1705, capilla de Santa Ana de indios en el templo mercedario a principios del siglo XVIII, así mismo en la Ermita de Santiago por la misma época, en la cofradía del Niño Jesús fundada en el templo de Candelaria, en el ingenio dominico del Cerro Redondo en 1708, también en la cofradía de San Benito de Palermo del templo franciscano, en un templo provisional llamado de Guadalupe en 1712. Esta costumbre persistió en la Nueva Guatemala así se observa en la cofradía del Carmen en los años 1785,1787 y 1789, así mismo en la Venerable Orden Tercera franciscana en el año 1818. Sin duda en el interior de Guatemala hubo igual situación.

Ahora bien en la Cuaresma y Semana Santa la demanda era igualmente una actividad muy importante, así se infiere de la información histórica disponible, entre las cofradías que tenían a bien pedir limosna estaba la Santa Veracruz del templo franciscano, ellos pedían en la puerta del templo y luego en el recorrido de su procesión “de sangre” que se llevaba a cabo normalmente en la noche del día Jueves Santo, otra cofradía que tenía a bien pedir limosna era la del Nazareno mercedario quién sacaba la pequeña imagen del “Niño de la Demanda”, así mismo la del Nazareno de San Jerónimo con sede en la ermita de su barrio, esta última organización tuvo en el siglo XVIII el montaje de “autos sacramentales” para obtener fondos, las cofradías de “indios” como eran la del Nazareno de Candelaria, también tenían a bien solicitar limosnas para llevar a cabo sus actividades; resulta interesante el caso de otras cofradías como la menos conocida del Cristo Crucificado del pueblo de Santa Isabel muy cercano a la Capital del Reino, cuyos integrantes tuvieron a bien mediante limosnas la construcción de una suntuosa capilla abovedada, espacios logrados también en otros barrios por sus respectivas cofradías para los Nazarenos de San Jerónimo y Candelaria.

En algunas ordenanzas de entidades penitenciales aparece el cargo de recaudador de limosnas como sucede con la hermandad de Jesús Nazareno de la parroquia de la Asunción del valle de la ermita en la primera mitad del siglo XVIII, así mismo en las ordenanzas del Señor Sepultado de Santo Domingo de 1753, allí se especifica que los demandantes debían pedir limosnas los viernes del año e ir delante de la procesión con el mismo propósito. En el siguiente cuadro es posible observar algunas cofradías de Jesús Nazareno y como dispusieron la demanda en el ámbito geográfico donde fueron fundadas.

 

La recolección de limosnas fue una actividad frecuente en la Época Colonial, esto independientemente que existieran otras fuentes de recursos como donaciones testamentarias, el concurso de mecenas y la labor de infatigables cofrades que por medio de su trabajo procuraron el engrandecimiento de esas instituciones, tomando en consideración los gastos en que incurrían tanto para asistir a enfermos y el enterramiento de hermanos fallecidos como la adquisición de cera, patentes, ornamentos, retablos y otros muebles necesarios al culto e inclusive, la construcción de capillas.

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