Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

Busca la libertad y conviértete en cautivo de tus deseos. Busca la disciplina y encuentra la libertad.” Frank Herbert.

En los tiempos que corren, el termino Conciencia Social, ha adquirido gran trascendencia, ya que a lo que más se apela es precisamente a activar si no lo está ya, en el chip del ser humano el pensar en la generalidad tanto como en sí mismo, porque de lo que sucede a nuestro derredor depende lo que nos suceda en la individualidad, y de lo que cada uno de nosotros haga o deje de hacer, depende lo que le pueda suceder a nuestros seres queridos y a los que ni siquiera conocemos.

Hoy pasamos en muy poco tiempo, pero que parece una eternidad, del chiste a la información, del meme a la oración, de la broma a la seriedad, la población en general ha sentido en algún momento temor a lo desconocido, de lo que más se habla, pero aun así es impreciso lo que va a suceder de un segundo al otro.

La pandemia se ha instalado ya en el país, y observamos actitudes inesperadas por los contrastes que reflejan, al principio veíamos las fotografía de los anaqueles vacíos de los artículos propios de la higiene, tan solo días después esos mismos vacíos se trasladaron los estantes de las cervezas, el primer impacto fue de terror, el segundo de horror, porque observamos la fragilidad de la mente humana en relación a sus necesidades, pasando de las básicas a las sociales o de disfrute.

El mundo cambió en apenas tres meses, dependiendo del lugar del globo terráqueo en que nos encontremos, nosotros aún nos encontramos entre el pánico y la incredulidad, al leer los comentarios de las diferentes noticias, observamos como va cambiando la opinión de la ciudadanía del país, del comentario superfluo a la petición de piedad, porque veíamos esa realidad tan lejana, China está muy lejos, Italia también, pero en un plazo corto de tiempo vemos como el mapamundi se va pintando de carmesí, y ahí encontramos en el hilo que une al continente, a nuestro país cubriéndose de rojo.

No cabe duda que como en un tablero de ajedrez nos encontramos en el momento justo y en el lugar justo, que un médico llegó a Presidente del país, en el tiempo en el que íbamos a necesitar a un galeno para que tomara las medidas probablemente si no más acertadas, porque algunos quisiéramos que fueran más estrictas, o más rápidas, mejores que con otro tipo de mandatario, que tuviera otra clase de profesión.

La información oficial, que a veces dista de la real como la oscuridad de la luz, nos coloca en condición para que dependiendo de la lectura que le demos, tengamos una idea de lo que está ocurriendo y de lo que está por venir, pero lo más importante la disciplina deber ser un elemento de nuestro diario vivir, característica esta no tan usual como debiera ser, pero que se quedará en nuestro día a día.

No podemos pedir que solamente el gobierno resuelva el problema que estamos viviendo, nosotros como ciudadanos, estamos obligados a poner todo de nuestra parte dentro de nuestras limitaciones para que la pandemia nos golpee con benevolencia dentro de la dureza con que lo ha hecho con otras sociedades, es sumamente difícil cambiar nuestros hábitos de vida, pero debemos aprendernos la lección que la vida nos está dando, so pena de sufrir las consecuencias de nuestros actos indisciplinados.

Durante la conmemoración más atípica en nuestro país, de la crucifixión de quien para creyentes o no creyentes, marcó un antes y un después de la historia de la humanidad; debemos reflexionar sobre el sentido del ser y deber ser nuestro para nuestro interior, cuando nos toque salir a recoger, lo que haya quedado del país en el que hemos vivido y construido y que esperamos quede lo menos golpeado posible, porque bastante lo ha sido durante toda nuestra historia.

Seamos lo más disciplinados posible, respetemos las reglas y confiemos seguir compartiendo, si así está escrito.

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