Ana Sofía Toledo Urrutia
El intercambio epistolar, escrito por Ana Sofía Toledo Urrutia, nos hace revivir los acontecimientos trágicos en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Es un texto ficcional que consta de tres partes: Carta del hijo, Carta de la Real oficina de Inglaterra y Carta del Papá. |
2 de junio de 1917
Querida hermana,
Espero que esta carta la leas tú y no nuestra madre… si la leyera podría enfermar de pena.
Desde hace meses que deseo escribirte, aunque fuera una vez, solo para saber que con ella podrías enterarte de lo que es de mí. Y no te preocupes, que si interceptan esta carta y me fusilan por ello no sería tan distinto al campo de batalla, hasta sería más gentil… por lo menos así no tendría que sufrir por usar ropa congelada, ni ver ratas que se comen a los heridos, ni pasar noches enteras despierto por temor a que nos ataquen los alemanes.
Pero, aunque eso fuera gentil, aún no puedo morir. Aunque todo parezca un infierno sin fin, tengo el consuelo de que, si logro salir con vida de esto, podré regresar a lado tuyo y de mi querida madre… además, esto te lo puedo decir como única buena noticia, tal vez logre ver a nuestro padre de nuevo… Edith, no te lo podrás creer, lo he encontrado mientras luchábamos en Somme. Está aquí, conmigo… pero, en una guerra no pueden existir tan buenas noticias como encontrar a nuestro padre sano y salvo… está enfermo. Se queja constantemente de dolores en las entrañas y culpa a la comida en mal estado que nos dan, incluso hay veces en que no come nada en todo el día, diciendo que prefiere morir antes que comer algo podrido.
Me ha dado un poco de miedo al oírle quejarse tanto, él ha estado más tiempo que yo en la guerra y podría ser, con mi escaso conocimiento de la medicina, que los gases de los alemanes lo hayan alcanzado. Por suerte, las enfermeras han asegurado que es otra cosa… no sé si mantenerme tranquilo con eso o asustarme más… ya de por sí él está con la moral por los suelos.
A veces trato de animarlo, cuando mis ánimos no son tan malos como los suyos, y trato de decirle que podríamos ganar ahora que Estados Unidos se ha unido a la Triple Entente, quienes son más poderosos que los rusos… así que no importará si ellos se han retirado de la guerra. Los Imperios Centrales se verán obligados a firmar el armisticio. Pero, él insiste que solo son más políticos que nos hacen luchar por territorios, o que todo es una propaganda que nos dan para creer que vamos a ganar.
La verdad es que, no importa cuántas armas nuevas hayan inventado para la guerra, cuántos carros de guerra, submarinos o ametralladoras nos traigan o cuántos soldados americanos vengan a luchar… estoy seguro de que no ganaremos nada. Seguro de que matarán a otro Archiduque, como ese Francisco Fernando, y estallará otra guerra.
Pero, lo peor de todo no es la mala moral que tienen los franceses o nosotros, los ingleses, en las trincheras, sino que lo peor ha sido el optimismo de los americanos al llegar… van por allí como si pudieran con todo. Es agotador pensar que yo era así cuando me enlisté, seguro que podría matar a cuantos soldados de los Imperios Centrales hicieran falta, que ganaría esta guerra en tan solo un día…
Me ha parecido un chiste sin gracia cuando uno de esos estadounidenses se ha enojado porque un francés quería dejar la guerra e irse a casa con su esposa. Le ha dado todo un sermón sobre el patriotismo y la justicia… que ridiculez. Hermana, sé que amas Inglaterra como una buena patriota, yo también lo hice, pero al llegar aquí mi patriotismo se ha esfumado.
Ya perdí fe en que somos los más fuertes, una potencia, totalmente invencibles… apenas si tengo fe en que saldré de este infierno congelado.
Te confieso que tengo miedo. Seguro has leído las noticias del periódico, que el frente donde estoy, el frente occidental, es el peor… no se equivocan. La mitad de los compañeros con los que estuve al principio están muertos … Edith, uno de ellos apenas tenía quince, había mentido sobre su edad para estar en esta “aventura”, no duró ni un día… he tenido que rescatar su cadáver de entre los escombros de los árboles.
Edith, esto era antes un bosque hermoso… pero, con tan solo unos días de guerra, terminó incinerado y cubierto por un rio de sangre.
Hermana querida, lucharé todo lo que pueda para sobrevivir, pero me temo que cada segundo que me tomo escribiendo esta carta más temo que esto será lo último que escuches de mí. De ser así, dale un abrazo a nuestra madre, dile que la amo y que le agradezco que me deje llamarle mamá. Y a ti, querida Edith, vivirás en mi corazón como la persona más preciada que existe.
Adiós a ambas,
George Brooks
Cartas en el campo de batalla
30 de julio de 1987
Familia Brooks,
Por medio de la presente lamentamos profundamente informar que el soldado, George Brooks, quien formaba parte del batallón Kitchener Army, en la guerra de Somme, ha muerto en acción.
Ha muerto con honor, defendiendo a su patria con valentía.
Real Oficina de Inglaterra
Cartas en el Campo de Batalla
30 de julio de 1918
Querido George,
Hijo mío, Edith me ha dado tu carta… se me ha partido el corazón al leerla … de haber sabido que pasabas por esto habría callado todas las amarguras que te compartí. Ningún hijo merece escuchar esas cosas en momentos críticos. Hubiera contado, en su lugar, que nosotros estábamos ganando, que no era solo propaganda, sino que era verdad, que éramos más que los Imperios Centrales, que desde la Entente Cordiale, entre los franceses y los ingleses, nos hemos convertido en una fuerza capaz de establecer la paz.
En ese momento me dejé tragar por la desesperación que nos rodeaba y olvidé que aún había esperanzas de ganar.
¡Hay, hijo! Si tan solo pudiera retroceder el tiempo y haberte dicho que te quedaras a cuidar de mis pobres entrañas adoloridas … al menos te hubiera dicho que te llevaras tu Biblia … seguro eso te hubiera salvado la vida mientras tu salvabas la de aquel francés. Hijo mío, quiero que sepas que en casa todos hablamos tu nombre como el de un héroe … y quiero que sepas que se ha hecho justicia por todos aquellos amigos que han muerto por culpa de la guerra … y no solo eso, sino que también ha terminado. El Kaiser Guillermo II ha abdicado y por fin ha firmado el armisticio. George, no solo te cuento esto, sino que también están sufriendo su castigo y están pagando por los daños. Ferdinand Foch los ha hecho firmar el Tratado de Versalles ¡Se hará justicia por todos nosotros al fin!
¡Hay, hijo! Si tan solo pudieras ver que la paz volvió al mundo …
Tu hermana te echa de menos. Aunque no quiera admitirlo, llora por ti … al igual que tu madre y yo … hijo, donde sea que te encuentres, te tenemos cariño, te amamos … solo desearía tenerte a mi lado una vez más, solo para decírtelo en persona …
De tu padre