Jennifer Lopez en un vestido de gasa de seda de Versace en la 42ª entrega de los Grammy en Los Ángeles. FOTO LA HORA: KEVORK DJANSEZIAN/AP.

Por LEANNE ITALIE
NUEVA YORK
Agencia (AP)

¿Recuerdan el delicado vestido azul cielo de Lupita Nyong’o en los Óscar de 2014? O ¿el gran momento dorado de Glenn Close en un Carolina Herrera brillante con una gran capa?

Entre el mar de alfombras rojas, lo que sucede con esta ropa después de ser usada en las galas puede ser muy peculiar, depende de quién seas y cómo te llevas con el diseñador. La decisión de un diseñador de regalar o no regalar las prendas suele venir después de la gran noche cuando los estilistas tienen que empacarlas y devolverlas.

Muchos vestidos viven en los archivos del diseñador, para ser prestados para museos u otros eventos especiales, como el esmoquin de Christian Siriano que usó Billy Porter en los Óscar del año pasado y se volvió a poner recientemente para «Sesame Street». Es aún más raro que una celebridad los compre.

En estos días, dijo Sánchez, a la mayoría de los nominados se les ofrece ropa hecha a la medida.

Como llegan al final de la temporada de premios, los Óscar son una difícil búsqueda de estilos nuevos tras un ciclo extenuante de alfombras rojas, fiestas y otras presentaciones. Aunque también hay menos nominados que vestir junto con los presentadores.

La estilista Micaela Erlanger, quien ha trabajado con artistas como Nyong’o y Meryl Streep, dijo que los Óscar son una mezcla de ropa hecha a la medida, alta costura y estilos nunca antes usados con modificaciones de silueta y color. Generalmente Erlanger busca piezas a la medida.

En cuanto a regalar cada marca es diferente, dijo Erlanger.

Para los Óscar de este año, Erlanger vestirá a Sigourney Weaver para la gala y a Diane Kruger para la fiesta de Vanity Fair.

La estilista Chloe Hartstein vestirá al presentador Chris Rock para los Óscar. Ella trabajó con dos nominadas, Close y Melissa McCarthy, el año pasado.

Quedarse con la ropa no es algo automático para los nominados, incluyendo aquellos que ganan, dijo Hartstein.

Con miles de dólares de obra y materiales en juego, junto con horas de trabajo, algunos diseñadores son más generosos que otros.

Jennifer Lopez se quedó con su vestido Versace de gasa de seda con estampado de jungla original con el que atrapó todas las miradas de los Grammy en el 2000. Antes de que Lopez convirtiera al escotado vestido en uno de los más famosos de todos los tiempos, era una pieza de pasarela que había sido incluido en una campaña publicitaria de Versace y que había sido usado por Geri Halliwell y Donatella Versace, la segunda en la gala del Met de 1999.

Versace hizo duplicados para exhibirlos en museos, incluyendo el Museo del Grammy y Lopez lució una nueva versión para el desfile de Versace en septiembre pasado en la Semana de la Moda de Milán.

Close disfrutó varias piezas hechas a la medida el año pasado con sus nominaciones por «The Wife». Le regalaron una capa de terciopelo negro de Armani Prive que usó en los Globos de Oro después de que ganó en la categoría de mejor actriz de drama. También le regalaron el taje de saco y pantalón blanco de Ralph Lauren que usó cuando ganó un premio SAG por la misma película.

Este año en los Golden Globes, Close fue presentadora y usó un vestido azul rey de Armani Prive hecho a la medida. Ese también se lo regalaron. El caftán de Óscar de la Renta que llevó a los premios SAG no era hecho a la medida y tuvo que ser devuelto después de que fue presentadora en la gala.

Close está muy interesada en la moda, y ha acumulado piezas personales, pero también los vestuarios de sus películas y otros proyectos a lo largo de sus casi 40 años de carrera. En 2017 donó su colección de vestuarios a la Universidad de Indiana.

La actriz Kaitlyn Dever dijo que su estrategia para la alfombra roja es la sustentabilidad.

Jaclyn Alexandra Cohen, la editora de moda y accesorios de Harper’s Bazaar, dijo que los diseñadores a menudo se quedan con los trajes.

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