Chano Domínguez y Martirio. Foto la hora: JESÚS UGALDE / Europa Press/dpa.

MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –

Martirio (María Isabel Quiñones, Huelva, 1954), acompañada por Chano Domínguez (Cádiz, 1960) al piano, rinde homenaje al cantante, compositor y pianista cubano Bola de Nieve, un personaje «fascinante».

«El objetivo fundamental es que lo conozca más gente», remarca a Europa Press Martirio, quien se refiere a Bola de Nieve como un «intérprete mundial con una capacidad de conexión con el público alucinante y una verdad en la voz impagable».

«Con una manera de expresar los sentimientos, de decir desde el alma, que te llega directamente, te transforma y te menea, te revoluciona», destaca, para luego explicar que de su «gran repertorio» han escogido las canciones que podían llevar al «lenguaje jazzístico flamenco de Chano al piano» y que ella podía «suscribir al cantar».

Admite entonces la onubense que este es «quizás el trabajo más difícil» que haya hecho nunca, a pesar de lo cual o precisamente por eso, le ha hecho «sacar el alma en la voz y aprender a cantar bolero feeling -bolero con jazz-«. «Si estoy suficientemente limpia cuando esté en el escenario, es el disco que más le puede llegar a la gente a las vísceras y al corazón», apostilla.

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Reitera Martirio que el objetivo último de este disco es que «la gente conozca a este maravilloso intérprete que canta desde lo más profundo». «Por eso es un trabajo tan interior y casi espiritual», afirma, para acto seguido lanzar un deseo personal que culminaría el proceso: «Me gustaría cantárselo en Cuba a los cubanos».

Se le nota la ilusión a la artista cuando recuerda datos de Bola de Nieve como que «cantaba en varios idiomas» o que «estuvo en la compañía de Concha Piquer en 1947, trabajando mucho en Madrid». Y adquiere un tono más solemne cuando explica que, aunque el cubano tenía «mucho orgullo» al saberse único, a la vez hacía gala de una gran humildad.

«La humildad en un artista me llega al alma. No puedo con el artista que tiene el ego subido y que se cree que es especialísimo y tiene que vivir rodeado de algodones. Para mí, el artista tiene que estar completamente mezclado con la gente y tener la humildad de saber que hoy le ha funcionado algo pero mañana nadie sabe. Esto es una cosa sin red», reflexiona Martirio, llevando al Bola a su propia vida.

«ME ENCANTA HACER LLORAR Y REÍR»

Pone entonces en valor la gran capacidad de Bola de Nieve para conectar con el público desde el escenario, un lugar al que ella se refiere como «una especie de terapia». «A mí me encanta hacer llorar y reír», señala con media sonrisa: «Si yo consigo que la gente ría y la gente llore, me doy por satisfecha».

«Y suele pasar porque tengo mucho sentido del humor pero también me gusta cantar cosas profundas», continúa. Además, explica que en escena ella igual cuenta algo «divertido» pero luego te mete un «cuchillazo» que le hace llorar hasta a ella. «Menos mal que detrás de las gafas no se me ve», bromea.

Sus famosas gafas, icono de la cultura popular española de los últimos treinta años -y que no tiene para la entrevista-. «No es un disfraz, es una herramienta de trabajo para vestir mi voz», subraya sobre esas gafas negras que le permiten diferenciar a Martirio de María Isabel.

Ella mismo lo ve así: «Me gusta mucho la fantasía en el escenario, me gusta mucho el teatro. Yo no sería capaz de salir con un chándal o un vaquero al escenario, me tengo que montar esa especie de fantasía mágica que te convierte en un personaje. Como les pasa a los toreros cuando se visten, salvando las distancias. Así, cuando me pongo las gafas, que es lo último que me pongo, es cuando digo ‘ahora'».

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