El ministro alemán del exterior Heiko Mass, a la izquierda, y el ministro de Cultura italiano Alberto Bonisoli durante la develación de la pintura "Jarrón de flores" de Jan van Huysum en el Palacio Pitti , parte del Museo de los Uffizi en Florencia, Italia. Foto la hora: Gregorio Borgia/Ap.

Por FRANCES D’EMILIO y GREGORIO BORGIA
FLORENCIA, Italia
Agencia (AP)

Un bodegón holandés robado por nazis en retirada, y enviado por un soldado alemán como regalo a su esposa, volvió a un museo de Florencia en gran parte gracias a una campaña incansable del director del Museo de los Uffizi: un alemán.

Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania e Italia estuvieron el viernes en el Palazzo Pitti, un palacio renacentista que es parte del Museo de los Uffizi, para la develación de la obra maestra «Jarrón de flores» de Jan van Huysum, artista del siglo XVIII cuyos bodegones exquisitamente detallados eran muy solicitados en su época.

El director del Uffizi Eike Schmidt exhortó a principios de año a su país natal a devolver el cuadro. Había colocado en una pared de la galería tres etiquetas donde alguna vez colgaron pinturas antes de que fueran extraídas de la institución durante la Segunda Guerra Mundial: «robada», decían las etiquetas en italiano, inglés y alemán.

Alemania, dijo Schmidt en aquel entonces, tenía el «deber moral» de regresar las piezas.

El ministro italiano del Exterior, Enzo Moavero, elogió la «valentía cívica y moral de un director alemán de un museo italiano» al buscar la devolución de la pintura. Del mismo modo, su contraparte alemán, Heiko Mass, elogió el final feliz diciendo que se logró a través de un «verdadero europeísmo, de hechos concretos» y no sólo palabras.

Reveló a los periodistas que la devolución de la pintura se discutió, entre otros asuntos, durante conversaciones bilaterales entre Italia y Alemania.

«Jarrón de flores» es tan realista que ha sido comparada con una fotografía. Van Huysum usaba una lupa para estudiar sus sujetos. En la obra devuelta pueden verse las ondas en las alas traslúcidas de sus insectos, por mencionar un detalle notable.

El cuadro fue adquirido en 1824 por un gran duque de la dinastía Habsburgo-Lorena, que siguió a los Medici como residente del palacio en Florencia.

Poco después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, las obras de arte del palacio fueron empacadas y guardadas en cajas de madera y trasladadas de una villa a otra. Cuando el ejército alemán estaba retirándose, las cajas fueron agregadas a otro botín de guerra y con el tiempo terminaron en Bolzano, una ciudad alpina cerca de Austria. Allí, la caja que contenía «Jarrón de flores» fue abierta, y en julio de 1944 un soldado alemán se la mandó a su esposa en Alemania.

El paradero de la pintura fue un misterio hasta unas semanas después de la caída del Muro de Berlín en 1989. Comenzando en 1991, la familia alemana intentó repetidas veces vender la obra a Italia a través de intermediarios, «amenazando con dársela a terceras personas o incluso destruirla si no les pagaban una recompensa», dijo el ministro de cultura italiano. La última solicitud de dinero fue hecha a Uffizi en 2016, indicó.

En un momento de tensión entre muchos aliados de la Unión Europea por temas de migración, Maas encontró inspiración en la exitosa diplomacia en el arte. Comparó una UE «sin diversidad, sin solidaridad» con un «museo sin pinturas expuestas, un jarrón sin flores».

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