Miguel Flores

Hoy 12 de abril es Viernes de Dolores, el mundo católico rememora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa. En la Ciudad de Guatemala, simultáneamente se lleva a cabo la velación de Jesús de Candelaria, día en que esta imagen está más cerca de sus devotos, es decir, se le puede apreciar más de cerca y tener la experiencia contemplativa sin vidrios o distancia que medie entre el observador y la escultura de Jesús Nazareno, ya que su altar se diseña regularmente en el presbiterio del altar mayor.

El fotógrafo José Carlos Flores se ha enfrentado a la experiencia contemplativa de Jesús de Candelaria con cámaras y luminarias. Como pocos fotógrafos ha tenido la oportunidad de estar tan cerca de esta imagen, al igual que los más cercanos miembros de su asociación de cargadores. Esta cercanía le ha permitido hacer un registro visual iniciado en 2008 de esta escultura del siglo XVII y que está resumido en un libro, Christus Rex, con cien imágenes del nazareno, publicado en 2017.

En todas las fotografías se aprecia la calidad del manejo de la gubia del escultor en detalles como el rostro, la abertura de su boca, el rictus de las manos que con el que toman la cruz, los pies descalzos o el quiebre del cuerpo ante el peso de la cruz. Pero también el trabajo de encarnado, la magnificencia de su cruz florecida, los brillantes destellos del resplandor. Por otro lado, se comprueba la laboriosidad en la elaboración de las túnicas de diferentes épocas. El fotógrafo logró captar la energía simbólica de Jesús de Candelaria, conector con lo divino.

Para Juan Plazaola, “…la fe para ser humana debe ser sensible. Pero esta sensorialidad de la fe cristiana no la degrada a nivel de las religiones míticas. (…) Es verdad que la razón viene a completar el testimonio de los sentidos llevando al hombre a la adhesión total; pero su dependencia con lo que veo, de lo que me dicen los sentidos, es tan directa, tan fuerte, tan fulminante, que me hace exclamar: ‘Veo que está ahí, Dios mío’. Ante una imagen como la de Jesús de Candelaria, es esencial creer, es decir superar el sentido; creer algo que no se ve ni siquiera con el ojo de la razón. Se parte del sentido, pero se va más allá; se trasciende el mundo sensible en virtud de realidades que no se manifiestan en él”. Estamos ante el rapto, una característica de la experiencia estética, en el instante de más alto voltaje; el asombro, que es el sello característico de toda obra genial; el pasmo, y el arrebato que arranca.

Artículo anteriorJuanes: «La política siempre va a dividir a la gente»
Artículo siguientePOESÍA