Rolando Castellanos Portillo
Licenciado en Letras y Filosofía
El escritor Luis Ortiz ha hecho llegar a nuestras manos un pequeño libro que reúne su primera cosecha de palíndromas. El volumen titulado PIRAÑA R.I.P. fue publicado en 1976 (Editorial Landívar, 54 páginas) y reúne una colección de cuarenta palíndromas que responden, sin duda alguna, a las rigurosas exigencias del género.
Según hemos sabido, a través de la amable carta que acompaña el envío, el escritor Luis Ortiz es un hombre múltiple: pintor, fotógrafo, redactor publicitario y miembro fundador del grupo Vértebra. Considera el arte de escribir palíndromas como un “pasatiempo fascinante” y según se desprende de su carta es un hombre muy ocupado contradiciendo hipótesis, sustentada por varios palindromistas que consideran dicha actividad como oficio de gente ociosa. Revela que acostumbra a escribirlas en servilletas de papel y “tickets”, de camionetas por lo que en un descuido imperdonable, muchas de ellas se han extraviado.
Recordamos haber leído hace algunos años comentarios con respecto a PIRAÑA R.I.P., en especial la reseña que un día le dedicara el periodista José Luis Cifuentes (J. Lece), quien puntualmente reconoció el humor e ingenio que el autor dedica a esta actividad.
Una detenida lectura de esta colección revela talento, constancia y dedicación sin los cuales -según los críticos especializados- la actividad palindromática no tendría razón de existir. En PIRAÑA R.I.P. se encuentran palíndromas de muy diversa índole. Las hay existenciales, religiosas, sociales y políticas. En algunos, la crítica irrumpe aguda e irrespetuosa, otras son deliciosas incursiones en torno al juego de palabras.
A manera de breve selección reproducimos unos cuantos:
-Yo haré mi fe efímera hoy
-Ana tira más a Samaritana
-Anita soñaba baños a tina
-¡Oso baboso!
-Nada aporta la tropa, adán
Nos enteramos, al mismo tiempo, que tiene palíndromas inéditos los cuales incluye en la carta que acompaña al libro: en ellos se advierte la influencia del palindromista Carlos Illescas (a quien el autor dedica el libro), al punto de que se incluye uno (SOMOS O NO SOMOS) que ya había sido descubierto por Illescas (Cfr. Augusto Monterroso: Movimiento Perpetuo, p. 74). Entre la nueva cosecha recogemos, por ejemplo:
– Allá nace nene canalla
– Asomose Somosa
– Ani, la tipa capitalina
– – Masacre cerca, Sam
PIRAÑA R.I.P. reúne además de los palíndromas, dos textos excepcionales que le dan mayor relevancia a la publicación: en las páginas preliminares aparece un “no prólogo” de Monterroso y un soneto de Manuel José Arce dedicado al género. Además, la consabida definición del término “Palíndroma”, palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. La carta de Monterroso que se incluye es de mucha importancia pues, como se sabe, el autor de La Oveja Negra es reacio a mantener correspondencia. La ironía y el humorismo campean a lo largo de la misiva.
Señor Luis Ortiz/Guatemala/Estimado amigo Ortiz:
Gracias por su carta y sus amables conceptos que me dan mucho gusto por venir de tan formidable palindromista como demuestra usted serlo.
En cuanto al prólogo, me pone en un brete al tener que decirle que no me es posible complacerlo, pero sucede lo siguiente, 1) Nunca he hecho uno, y 2) en caso de hacerlo, ofendería a más de tres amigos míos que me han pedido lo mismo con anterioridad y con los que me he disculpado mediante la razón ¿Comprende mi situación?
Disculpe entonces, por favor. De cualquier manera, he guardado sus ingeniosos palíndromas en mi colección bajo su nombre y copyright, no se preocupe, reciba un Gran Abrazo de (f) “Augusto Monterroso”.