Enán Moreno
Escritor y académico

Después de varios años de cultivar la narrativa breve, por fin Violeta de León nos ofrece este libro. En los textos en él contenidos (algunos premiados en certámenes literarios) ella comparte sus recuerdos, sus vivencias y su creatividad, dando muestras de su capacidad para transformar los asuntos en objetos literarios. Contar es una necesidad humana que se satisface mediante el lenguaje, en su función narrativa. Contar es comunicar, es compartir con los demás lo que se siente, se vive o se sueña. Pero cada texto, en este caso, no es solamente un argumento o una historia, es una exposición de ideas, de visiones personales y, en algunos casos, una crítica o denuncia de conductas o situaciones que necesitan ser expuestas.

La autora, gracias a su profesión y experiencia docente, conoce su idioma y lo maneja apropiadamente para ofrecernos una buena prosa, la cual, a veces, se impregna de su delicada sensibilidad y adquiere rasgos poéticos. Además, los textos se nutren de sus conocimientos teóricos y de sus lecturas de diversos autores correspondientes a los distintos períodos literarios. Por eso, la intertextualidad constituye uno de los recursos, y a este se suma la nota humorística, rasgo propio de la narrativa guatemalteca y que uno esperaría normalmente en un narrador, pero la autora se apropia de este recurso, se concede la libertad de usarlo y causa nuestra sorpresa o nuestra sonrisa cómplice.

Los lectores de La ruta de Don Quijote tendrán no solamente entretenimiento, sino las vivencias de los varios personajes y sus historias, lo cual, un seguramente, será enriquecimiento personal. Gracias a Violeta por compartir con nosotros el resultado de su oficio narrativo.

Violeta de León Benítez
Nació en la ciudad de Guatemala. Licenciada y maestra en Letras (Universidad de San Carlos de Guatemala) y doctora en Educación (Universidad De La Salle de Costa Rica). Ha ejercido la docencia en la Escuela Nacional de Arte Dramático y en el Instituto Guatemalteco Americano, IGA. Asimismo, en las universidades Del Valle, Francisco Marroquín y Universidad de San Carlos de Guatemala, donde laboró durante muchos años, en los cuales su vocación docente fue premiada con diversos reconocimientos.

Entre otras distinciones, fue galardonada con la medalla “Humanista Distinguida” del Colegio Profesional de Humanidades; el Ministerio de Cultura y Deportes le otorgó reconocimiento como Maestra Distinguida. Ha obtenido varios premios literarios, entre los que destacan el Premio Único Centroamericano, rama Cuento Infantil, del Certamen Permanente “15 de Septiembre”, Ministerio de Cultura y Premio Único Centroamericano y del Caribe, rama Cuento, Juegos Florales de Mazatenango. En el certamen de narrativa breve “Mi ciudad en 100 palabras”, organizado por la Municipalidad de Guatemala, obtuvo Tercer Lugar y Mención Honorífica. En los Juegos Florales de Santa Lucía ganó el primer lugar del certamen de cuento, con su trabajo Faltaba una muñeca.

Ha participado como jurado en certámenes literarios del país, especialmente destaca su participación en el certamen de cuento, de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango en 1983.

Pertenece a la Asociación “Enrique Gómez Carrillo”

Algunas publicaciones de la autora:

Cuentos para niños:
* Mis mascotas, Ministerio de Cultura, Guatemala, 1998
* Clarivigilia primaveral, versión para niños de la obra de Miguel Ángel Asturias, Ministerio de Cultura, Guatemala, 2000
* Trampas, Dibujando poesía, Ministerio de Cultura de Guatemala
* El patio de mi casa, Comunidad de escritores, Editorial Noj
* El secreto del príncipe Diez Conejos, Portafolio E, Editorial Santillana
* Trampas, Tobogán, libro de lectura, Editorial Norma

Cuentos
* Yolanda, Revista Algarero, Ministerio de Cultura
* Psicoterapeuta, Antología La grandeza de lo breve, Narrativa corta contemporánea, Centro Toluqueño de Escritores, Instituto Mexiquense de Cultura.
* La ruta de Don Quijote, Revista Humanidades, Universidad de San Carlos

Investigación
* La educación teatral en Guatemala, Iberoamérica, escenario de dos mundos, Ministerio de Cultura de España, 1992
* Situación actual de las investigaciones sobre el tema indígena en Guatemala, Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo CIDI, Bogotá, 1986.

Día del Padre

— ¿Vos sos el jefe?
— Sí, yo soy.
—¿Cuántos años tenés?
—Veinte, veinte años tengo.
—Estás patojo para ser el jefe.
—¡Je! Tal vez por la experiencia, chispudo que es uno.
— ¿Y este niño, tu sobrino?
—No, mío; mi hijo. Solo a él tengo.
—¡Ah, el primero!
—Sí, el primero. Dice que quiere ser como yo, grueso. ¿Verdad, mijo, que vos querés ser grueso como yo cuando seas grande? Decí que sí.
—Chi.
—Por él le pongo ganas yo a esto, para tener algo qué dejarle a mi patojo. Vos vas a ser el jefe, mijo, para eso te estoy enseñando el oficio, para dejarte algo.

El reportero retira el micrófono sin saber qué más decir. Más bien, como yo, cree que todo está dicho. No hay palabras. No sé si cambiar el canal, apagar la televisión o llorar. Frente a mis ojos se diluye la imagen del jefe de la pandilla. Ya lo dejó claro: tiene veinte años, es el jefe y también tiene un pequeño niño que no supera los tres añitos. También dejó claro que el niño quiere ser igual a él, pandillero y jefe.

El inocente se mueve con dificultad entre las piernas del padre. La cámara solo ha enfocado el pantalón de lona azul y los tenis de marca. Seguramente el hombre aceptó la entrevista, con la condición de no mostrar el rostro tatuado. Tiene experiencia, lo afirma con orgullo. ¿Cuántos crímenes? Es chispudo… para el sicariato, la extorsión, manejo de armas blancas y armas de fuego. Pero es el día del padre y él tiene un hijo. Celebremos, pues.

Como los árboles
Son casi las cinco de la tarde. Un jadeo casi imperceptible y el leve estertor que recorre su cuerpo. Después de dos horas de afanes, de pronto se detiene y observa a su alrededor. Ahora lo entiende: en su infinita ingenuidad, lo han sometido a un juego vil del cual no hay escapatoria. Sí, ahora comprende el significado de la parafernalia inicial, la algarabía, los terciopelos y el color carmesí de la tarde. Un juego de todos contra uno.

Todavía hace algunos intentos. Avanza hacia adelante lentamente. Ataca. Casi no puede detenerse. Escucha el griterío que viene de todas partes. Tambalea. Siente un ardor que le quema. En ningún momento baja la cabeza. Con la mirada casi turbia, observa al hombrecillo sobreactuado, ridículamente vestido. Junto al hombre, otros igualmente ataviados con telas brillantes, lo miran en actitud amenazante.

Cinco en punto. Lo único que alcanza a distinguir es el rostro sonriente del sujeto que camina con paso afectado hacia él. Cierra los ojos, respira profundamente. Hace un enorme esfuerzo por no caer. Él, hermoso toro de lidia yace de pie, muere de pie, como los árboles.

PRESENTACIÓN

La literatura guatemalteca pasa por buen momento si juzgamos el interés creativo de muchos escritores que no cesan de presentar textos nuevos.  Uno de ellos, es el que ofrecemos en esta edición, publicado por la escritora Violeta de León.  La introducción, para satisfacción de nuestros lectores, ha sido escrita por el profesor universitario, Enán Moreno, quien en función de abrir el apetito literario, se refiere a algunas características de la narrativa y la estética de la escritura.

En este sentido, Moreno afirma que la autora, “gracias a su profesión y experiencia docente, conoce su idioma y lo maneja apropiadamente para ofrecernos una buena prosa, la cual, a veces, se impregna de su delicada sensibilidad y adquiere rasgos poéticos. Además, los textos se nutren de sus conocimientos teóricos y de sus lecturas de diversos autores correspondientes a los distintos períodos literarios. Por eso, la intertextualidad constituye uno de los recursos, y a este se suma la nota humorística, rasgo propio de la narrativa guatemalteca y que uno esperaría normalmente en un narrador, pero la autora se apropia de este recurso, se concede la libertad de usarlo y causa nuestra sorpresa o nuestra sonrisa cómplice”.

En esa misma tónica de celebrar la escritura, ofrecemos a usted las colaboraciones de Karla Olascoaga, Maco Luna y Catalina Barrios y Barrios.  Ellos forman parte del concierto de nuestros narradores nacionales, comprometidos con el oficio de la palabra en el afán de resignificar la realidad.  Sus creaciones pueden orientar la comprensión del mundo o bien ser un reclamo a los modos de organización de nuestra sociedad.

Concluimos, como es habitual, con las consideraciones críticas de Miguel Flores.  En esta ocasión se refiere a la exposición fotográfica de GuatePhoto y de cómo al vivir en la era de la posfotografía la materialidad de la fotografía convencional se ha relegado a un gueto de lo minoritario. Miguel suele ser implacable en sus observaciones, señalando las limitaciones de algunas expresiones artísticas y, más aún, las mezquindades de ciertos emprendimientos culturales.

Buena lectura y hasta la próxima.

Artículo anteriorCuentoe´ palo
Artículo siguienteCowboys vencen a Redskins y los alcanzan en cima divisional